Descripción: Tras enterarse del regreso de su amigo de la infancia, Priscila se ve obligada a cumplir una apuesta. ¿Tendrá el valor de salir con él?
Personajes: Priscila, Mateo, Julia, Mamá
PRIMER ACTO
El salón de clases se encuentra vacío. Entra en escena Priscila, una niña amable y muy bonita, que lleva un par de libros en los brazos. Ella los coloca en su pupitre y se dispone a arreglar su mochila cuando llega Mateo, un chico de su misma edad con sobrepeso. Se ve agitado y nervioso.
Mateo (sorprendido): ¡Priscila, no sabía que estabas aquí!
Priscila: Otra vez te están molestando esos chicos, ¿verdad?
Mateo suspira.
Priscila: Mateo, esto no puede seguir así. Deberías hablar con el director.
Mateo: ¿Para qué? Nada va a cambiar, ellos siempre se meterán conmigo por ser tan gordo. Apuesto a que cuando me vaya de la ciudad, al terminar el año, las cosas serán iguales en mi nueva escuela.
Priscila: ¿Sabes Mateo? Tú puedes cambiar si quieres, solo necesitas creer en ti mismo. Estoy segura de que si lo intentaras, conseguirías adelgazar y tener más seguridad.
Mateo: Sí, claro. Es fácil decirlo.
Priscila: ¿Ah sí? Pues te propongo una cosa: si algún día nos volvemos a encontrar y tú has logrado bajar de peso, yo tendré una cita contigo.
Mateo (ruborizado): Lo… ¿lo dices en serio?
Priscila: Claro, tonto. Pero ya sabes que te tienes que esforzar, ¿eh?
Mateo: ¡Claro que lo haré! Ya verás, Priscila, algún día volveré a la ciudad y seré un hombre nuevo.
SEGUNDO ACTO
Años más tarde, Priscila y su mejor amiga, Julia, se encuentran tomando un helado en la terraza de una cafetería.
Julia: Y, ¿ya te enteraste?
Priscila: ¿De qué?
Julia: ¿Cómo de qué? Mateo está de vuelta en la ciudad, ya sabes, tu amigo el gordito.
Priscila: Ay, no le digas así. Era un buen chico.
Julia: ¡Por favor, Pris! El pobre estaba loco por ti pero la verdad es que sí tenía un problema de sobrepeso. ¿Qué harás si se encuentran y te pide que salgan? ¿Podrías fijarte en él?
Priscila (preocupada): Bueno… la verdad es que no lo sé, hace tanto tiempo que no lo veo.
Julia: Uh, creo que alguien está en problemas.
TERCER ACTO
La madre de Priscila se encuentra charlando en su sala de estar con un joven alto, delgado y muy apuesto. Priscila entra en escena.
Mamá: ¡Hija! Que bueno que llegaste, mira quien está aquí. ¿Te acuerdas de Mateo? Era tu compañero en la primaria.
Priscila lo mira con la boca abierta.
Mateo: Hola, Priscila. Que gusto volver a verte.
Priscila: Mateo, no… no puede ser…
Mamá: Bueno, yo los dejó. Ha sido un gusto saludarte, hijo.
Mateo: Igual, señora.
La mujer sale de escena y Priscila, nerviosa, le sonríe a su amigo.
Mateo: Sigues tan guapa como te recordaba, Pris. Te traje esto, (le muestra un ramo de flores), sé que ha pasado mucho tiempo, pero tengo la esperanza de que recuerdes lo que me prometiste. ¿Sabes? Siempre me gustaste y en la ciudad en la que vivía, solía acordarme mucho de ti.
Priscila: Será un placer salir contigo, Mateo.
Se acerca a él y besa su mejilla.
FIN
Quiero una segunda parte