Ricardo, había paso miles de veces por el mismo camino y aseguraba que lo conocía perfectamente como a la palma de su mano. Conducía todos los días por allí para llegar a la ciudad donde trabajaba y posteriormente para regresar a su casa. El mismo prefería conducir 160 kilómetros todos los días que en vez de alquilar una casa o apartamento en la ciudad donde trabajaba. No quería dejar su aldea natal ya que le traía muy buenos recuerdos de infancia.
Sin embargo, si quería superarse profesionalmente debía salir de allí, ya que solamente era una aldea para vivir, por esa sencilla razón prefería conducir todos los días en vez de alquilar un apartamento en la ciudad.
Los faros de su automóvil alumbraron un pequeño camino el cual comunica con anterioridad al pueblo con la ciudad, pero con la construcción de la autopista este camino quedo en el olvido. Ricardo no había pasado por este camino hace mucho tiempo y esto le dio curiosidad, aparte que le ahorraba tiempo de camino para llegar a su pueblo, también recordó que le había prometido a su esposa llegar a tiempo para cenar con sus padres por lo cual decisión tomar este camino. ¿Pero llego a tiempo?
El atajo estaba oscuro y tétrico. Los faros alumbraban el camino totalmente oscuro y tenebroso como si se tratara de un bosque abandonado. Ricardo empezó a observar visiones a medida que avanzaba por este atajo, por lo cual respiraba hondo para evitar tener miedo.
Kilómetros más adelante se le apareció un caballo al lado de su coche y sin jinete como si se tratase del mismo diablo empujándolo, el caballo desapareció a medida que avanzaba y entre el bosque, luego apareció una niña en la carretera la cual cuando los faros del coche le alumbraron los ojos eran totalmente oscuros para luego desaparecer entre los arbustos. Ricardo pensó por un momento regresar a la autopista, pero el camino era muy angosto por lo que decidió tomárselo como jugarreta de su subconsciente y seguir por este atajo.
A mitad de camino le apareció un hombre alto, con barba y su escopeta, era un personaje totalmente oscuro para Ricardo, donde Ricardo susurro Dios mío es el cazador. Ricardo detuvo su coche para mirar si en verdad era un cazador que necesitaba ayuda y haciendo gestos con su mano le pidió devolverse por donde había venido, Ricardo saco su mano por la ventanilla y también haciendo gestos con su mano le dijo que no regresaría, sino que continuaría el camino.
Ricardo continúo el camino y el cazador desapareció para evitar ser arrollado, pero no como una persona normal, sino como un fantasma, los latidos y nervios de Ricardo empezaron a aumentar considerablemente, pero sabía que si no mantenía la calma perdería el control y se estrellaría en su auto.
El vio como el caballo se le apareció nuevamente unos metros más adelante, pero en esta ocasión llevaba de jinete al cazador y a la niña, por otro lado, un perro totalmente negro corría a su lado. La niña y el cazador pidieron que diese la vuelta, pero Ricardo los ignoro nuevamente y siguió su camino.
De pronto sintió su cuerpo muy pesado especialmente el lado izquierdo, donde todo se tornó oscuro y se le apareció la imagen del cazador, donde Ricardo aseguraba que el cazador le había apuntado con su escopeta.
Despertó en un hospital donde su esposa grito de alegría al momento que despertó, allí le informaron que sufrió de un infarto, pero corrió con mucha suerte ya que 2 kilómetros más adelante antes del infarto se había partido la carretera, creando un agujero de 150 metros de profundidad. El doctor le dijo que tuvo mucha suerte al sufrir de este infarto y no terminar en este agujero. Ricardo en ese momento comprendió por qué se le aparecieron estas imágenes y le pidieron darse la vuelta.
Ricardo asintió en su mente y mando un mensaje de agradecimiento a este cazador y a sus misteriosos acompañantes por salvarle la vida.
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