Descripción: Tras incumplir una promesa, Margarita maldice a su novio Tomás, sin sospechar que algo terrible le ha ocurrido.
Personajes: Margarita, Tomás, Cura
PRIMER ACTO
Margarita, una muchacha de ciudad, se encuentra despidiéndose de su novio Tomás, que vive en el campo.
Tomás: Ya me tengo que ir al rancho, Margarita. La próxima semana nos vemos, mi amor.
Margarita: Aquí te voy a estar esperando.
Los dos se besan tiernamente.
Tomás: Cuando vuelva, te voy a traer un obsequio.
Margarita: ¿De verdad?
Tomás: Sí, de verdad.
Ambos se abrazan y Tomás se marcha.
SEGUNDO ACTO
Más de una semana después, Margarita da vueltas por su casa, sumamente preocupada.
Margarita: ¡Ya van a ser casi dos semanas que Tomás no viene por aquí! ¿Qué le habrá pasado?
En ese momento alguien toca a la puerta. Margarita corre a abrir y ve a Tomás de pie ante ella, pálido y con una mirada ausente.
Margarita (molesta): ¡¿Pero cómo te atreves a aparecer así, después de dejarme todos estos días llena de angustia?!
Tomás no responder, parece mirar a través de ella.
Margarita: ¡Háblame! ¡¿Por qué no viniste cuando dijiste que lo harías?!
Tomás murmura algo pero ella no lo escucha.
Margarita: ¡¿Qué?!
Tomás: Devuélveme mi palabra.
Margarita: ¿De qué hablas? ¿Perdiste la cabeza acaso? ¿Tomás? ¡Tomás!
Trata de llamarlo pero él se aleja, desapareciendo de escena.
Margarita: ¿Y eso qé fue? Será mejor que vaya a pedirle consejo al cura de la iglesia.
Se pone un velo de encaje y sale de casa.
TERCER ACTO
En la iglesia, Margarita se acerca a platicar con el cura y le cuenta lo que ha sucedido. Él la mira con cara de espanto.
Cura: Hija mía, pero… pero… ¡¿tú no sabes lo que ocurrió la semana pasada?!
Margarita: No padre, no sé. ¿Qué ocurrió? No me espante.
El cura le pone las manos en los hombros.
Cura: Margarita… tu novio ya no está entre nosotros. El camión en el que viajaba se volcó, matando a todos sus ocupantes.
Margarita (asustada): ¡No! ¡Eso no puede ser verdad!
Se echa a llorar y el párroco la consuela.
Margarita: ¡No puede ser verdad, no puede ser verdad!
Cura: El alma de Tomás anda buscando descanso, hija mía. La próxima vez que toque a tu puerta, lleva una flor blanca y un pañuelo del mismo color contigo. Y dile que le devuelves su promesa…
CUARTO ACTO
Nerviosa, Margarita se haya sentada en el interior de su casa, sosteniendo entre sus manos los objetos que le recomendó el padre: una rosa blanca y un pañuelo muy pulcro de seda. Vuelven a tocar la puerta.
Margarita va a abrir y se encuentra con Tomás, quien de nuevo la observa pálido y ausente.
Margarita: Tomás…
Extiende su mano para tocarlo pero inmediatamente la retira, y le extiende el pañuelo y la flor con tristeza.
Margarita: Perdóname Tomás, yo no sabía lo que te había ocurrido. Toma, te devuelvo tu promesa. Cuídate a donde quiera que vayas… ahora puedes descansar en paz.
Tomás toma ambas cosas, sonríe y se retira. Margarita se derrumba en el suelo y se echa a llorar.
Margarita: Hasta siempre, amor mío. Te amo.
FIN
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