Era la primera vez que viajaba con Bob a visitar a sus abuelos en el pueblo donde nació, no habla mucho sobre ese lugar, solo espero no sea tan aburrido como pienso no tengo nada en contra de los pueblos pero no se comparan en lo más mínimo a como es la ciudad.
Soy Astrid y voy camino al festival anual de la cosecha, la verdad no sé qué cultivo hace tan famoso este pueblito quizás sean calabazas o maíz quien sabe, de lo único que estoy segura es que quiero irme lo más pronto posible, me entere que ese lugar ¡no tiene internet!, espero sobrevivir lo suficiente.
Al llegar nos recibieron cálidamente, la abuela; Margaret de Bob me llevo a la cocina para ayudarle a preparar la cena, comen muy temprano aquí apenas eran las cinco de la tarde pero quien soy yo para cuestionar las excentricidades de este pueblo.
William el abuelo de Bob era un hombre algo rudo, típico de un agricultor, después de cenar se llevó a Bob para preparar todo para el evento de esta noche que daba inicio a la cosecha, les seré sinceros me opuse ¡rotundamente!, era obvio que querían ir a tomar, pero luego de que me jurara que no tomaría ni una gota de licor lo deje ir con su abuelo.
La verdad que el lugar era acogedor pero al caer la noche la oscuridad inundaba los alrededores de la casa, dormí en el cuarto de Bob pero estaba muy incómoda para conciliar el sueño así que revise un poco sus cosas, nada fuera de lo común, revistas porno, comics, tarjetas de jugadores de béisbol.
Me asome por la ventana para ver si Bob llegaba pero no había señales de ellos, junto a la casa hay un maizal que si lo se camina un buen trecho se llega a la plaza del pueblo, siempre me han parecido enigmáticos los maizales aunque estos suelen ser muy peligrosos por las serpientes que viven ahí, pude ver al abuelo de Bob atravesar el maizal.
No sé ¿por qué? ese viejo haría tal cosa y mi ¿Bob? el hecho es que no me quedaría sentada y salí de la casa a hablar con ese señor alcahuete seguro había dejado a Bob en alguna de esos burdeles de mala muerte.
Lo seguí por unos minutos pero no me percate que al ver la hora en el móvil había pasado una hora, me asuste un poco ya que estaba algo lejos y perdida, logre escuchar algo, varias personas, era la plaza seguro, me acerque para oír un poco.
“Señores esta noche inicia el festival de la cosecha, tendremos un festín digno de un rey, le daremos la bienvenida a un año más de vida, donde nuestra inmortalidad se renovara gracias a la sangre del inocente”
Sabía que la gente de pueblo estaba loca pero que decir el abuelo de Bob, sonaba como una locura, y lo más raro es que pareciera que llevaran mascaras o algún tipo de maquillaje, cuando logre divisar a Bob no dude en acercarme.
“Y con ustedes el sacrificio de la noche, denle la bienvenida a la que será la primera de ofrenda del festival”
Las palabras de ese viejo de verdad que me asustaron pero ya que Bob estuviera ahí conmigo nada importaba, pero Bob no se parecía nada a él, sus ojos eran diferentes, su piel más pálida y lo peor de todo eran esos enormes dientes con los cuales mordió mi cara, no entendí lo que ocurría tan solo por un segundo, luego fue muy tarde.
Uno a uno se fue uniendo, devorándome por completo.
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