A mediados del siglo XIX, Moscú era una de las ciudades cuya economía en Europa iba en ascenso. Hombres y mujeres de distintos estratos sociales comenzaban a prosperar, ganándose la vida con toda clase de oficios. Una de ellos era Josefina, una joven que se dedicaba a diseñar sombreros.
Sus diseños tuvieron tanto éxito en la capital rusa, que aristócratas y gente importante comenzaron a demandar que fuera ella quien vistiera sus cabezas. Y así Josefina, a quien cariñosamente todos conocían como Zhuzha, se convirtió en una de las diseñadoras más prestigiosas de su época.
Zhuzha estaba enamorada de un millonario llamado Sava Morózov, el cual disfrutaba de donar grandes sumas de dinero a distintas caridades. Le admiraba que usara su fortuna para ayudar a otros y que no fuera tan frívolo como el resto de los ricos.
Se dice que ella y Sava estaban próximos a comprometerse, aunque otros aseguran que la diseñadora solo lo amaba en secreto, pues era muy tímida.
Fuera como fuere, la tragedia tocó a la puerta de Zhuzha una tarde fría de invierno, mientras se dirigía en su carruaje a hacer unas diligencias. La muchacha se encontraba mirando por la ventana cuando, cerca de ahí, vio a pasar a un niño que vendía periódicos, gritando una terrible noticia.
—¡Sava Morózov se ha suicidado! ¡El millonario Sava Morózov se ha quitado la vida!
Aterrada por lo que acababa de oír, Zhuzha abrió la puerta de su coche en un impulso y saltó de él mientras todavía estaba en movimiento, desesperada por ir a leer la noticia ella misma. Con tan mala suerte que al caer, tropezó y quedó atrapada bajo las ruedas del vehículo, que la aplastaron hasta matarla.
Poco después se sabría que la nota sobre Sava Morózov ni siquiera había sido confirmada. Pero una oscura leyenda comenzaba en las calles de Moscú.
Al día siguiente de la muerte de Zhuzha, el niño que vendía periódicos fue encontrado muerto en la nieve, estrangulado con una media de mujer. La prenda era exactamente igual a las que solía vestir la diseñadora. Por más que intentaron encontrar a la asesina, las autoridades no tuvieron éxito.
Lo más aterrador ocurrió en las semanas posteriores, pues los corresponsales que se habían encargado de publicar el artículo sobre Sava, también fueron hallados muertos y estrangulados.
El fantasma de Zhuzha se había convertido en un alma en pena, que buscaba vengarse de todos los que le habían provocado tanto sufrimiento, orillándola a morir.
Aún hoy, se dice que algunos transeúntes de la ciudad de Moscú han visto pasar un carruaje fantasmal en medio de la noche, del cual salta una muchacha vestida con ropas antiguas y muy finas. Su lamento desgarrador al ser asesinada por las ruedas del vehículo les hiela la sangre.
Si alguna vez visitas este maravilloso lugar, tal vez debas tener cuidado al salir cuando el sol se oculta, por si las dudas. No querrás presenciar esta escena tan escalofriante, o que ella te encuentre mientras estás solo.
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