Dicen que en Chorrillos, dentro del túnel cerca de la playa llamado La Herradura, se aparece un fantasma que acecha a los conductores que manejan de noche. Algunos comentan que es el espectroscopias de un anciano cojo, que solía vivir a la entrada del túnel hasta que un auto lo arrojó. Otros dicen que al hombre la falta una mano y que si alguien lo convoca mientras está dentro del pasadizo, este se aparece y le hace perder el control del vehículo.
Sea como sea, a nadie le gusta pasar por ahí.
La leyenda de este lugar se remonta al año 1910, cuando se instauró la conocida Compañía Nacional de Tranvía Eléctrico (CNET), a la cual los lugareños se referían tan solo como «La Nacional». Esta se estableció como una línea de tranvías entre Lima y Chorrillos. El más largo recorría el mencionado túnel de 208 kilómetros de largo, hasta la playa de La Herradura. Si bien el proyecto se llevó a cabo con éxito, al poco tiempo la empresa tuvo que declararse en quiebra, debido a los altos costos de mantenimiento que demandaba aquel tranvía.
Por otra parte, los automóviles comenzaban a circular por la ciudad, para los cuales el camino costanero no era suficiente. Era estrecho e iba en un solo sentido, justo hacia La Herradura. El retorno por otra parte, se hacía desde la playa pasando por el túnel, de cuyo piso se removieron los antiguos rieles del tranvía.
Aquel sitio no tardó en convertirse en escenario de desastres.
A causa de la velocidad con la que entraban los coches y lo estrecho del túnel, muchas personas perdieron la vida al cruzar para llegar a la playa. Una de ellas, fue un anciano que vivía en las cercanías, el cual no se dio cuenta de lo peligroso que era entrar y fue embestido por un auto. El vehículo arrastró su cuerpo varios kilómetros dentro del corredor, poco después de que muriera por el impacto. De él, nunca se supo su identidad. No tenía amigos, ni familiares, vivía solo y nadie sabía de donde venía.
Las autoridades habrían querido clausurar el túnel para evitar más desgracias, desafortunadamente, hasta hoy sigue siendo el único acceso a La Herradura. Claro que hoy en día, la gente cruza con más cuidado.
Aquel viejo, como sea, fue enterrado en las proximidades. Cuentan que su alma deambula por el túnel, intentando hallar a su asesino.
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