En el barrio de La Pastora, los vecinos están habituados a ver a un galgo que aborda el bus en la parada de Torrero, y se baja al llegar a la Puerta de Caracas. Dicho animal lleva muerto muchos años, por lo cual, quienes no lo conocen, se asustan de sobremanera nada más verlo. No obstante, los lugareños saben que es un animal inofensivo y aunque son varias las versiones que se cuentan sobre su leyenda, todas coinciden en que el can tuvo un final trágico.
Algunos cuentan que solía ser un perro de la calle, el cual un día, fue arrollado por un autobús de la ruta mencionada mientras cruzaba. Es por eso que noche tras noche, sube al mismo transporte sin variar el camino.
Otras personas aseguran que el perro tenía dueño y vivía en una de las casas aledañas. Ambos vivían solos y el animal no tenía a nadie más que se hiciera cargo de él. Normalmente su amo regresaba del trabajo a la misma hora, pero un día no llegó a casa. Angustiado, el can se escapó para ir a buscarlo a las calles y se la pasó deambulando durante días. Debilitado por el frío, la falta de agua y de comida, finalmente murió.
Se piensa que su alma sigue buscando al hombre que era su dueño, sin saber que ya no es parte de este mundo.
La versión más macabra de la leyenda, sin embargo, es la siguiente. En La Pastora vivía una joven, que había sido criada en una familia católica de fuertes convicciones religiosas. Esto no le impidió buscar los servicios de un brujo cuando descubrió que su novio la engañaba. Aquel hombre, que era muy hábil practicando la magia negra, preparó una poción muy poderosa con la que podría vengarse del muchacho.
Cuando ella bebió aquella pócima, se encontró en presencia de Lucifer y le prometió darle su alma, a cambio de que le concediera el poder para hacer sufrir a su ex novio. El maligno aceptó y la convirtió en un ser abominable. De su frente brotaron cuernos y su voz se transformó en un tenebroso aullido, que le helaba la sangre a cualquiera. Fue así como se presentó ante aquel muchacho infiel, quien al verla, sufrió un infarto del terror y murió al instante.
El diablo, satisfecho, le permitió a la joven permanecer en la Tierra para asustar a las personas. Y ella se quedó en forma de perro.
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