Descripción: El emperador se quiere hacer un nuevo traje y va en busca de telas finas, sin imaginar que en el camino, será estafado de la forma más ridícula.
Personajes: Emperador, Guardias, Vendedor, Sastre, Plebeyos, Niño
PRIMER ACTO
En el mercado del reino, el emperador pasea con sus dos guardias, vistiendo una larga túnica de seda. De repente, se detiene ante los puestos de telas administradas por los plebeyos.
Emperador: Hum… ninguno de estos tejidos me convence para hacerme mi nuevo traje. ¿Qué piensan ustedes?
Los guardias se miran entre sí, confundidos.
Guardia 1: Bueno Su Majestad, nosotros no sabemos mucho de moda.
Guardia 2: Nada, nadita,
Emperador: Bah, ¿para qué me molesto en preguntar?
Un vendedor se acerca al rey fingiendo sostener una tela entre sus manos.
Vendedor: Su Majestad, si está buscando una tela excepcional, permítame mostrarle este tejido.
Emperador: ¡Pero si ahí no hay nada!
Vendedor: Es tan fino, que solo los inteligentes lo pueden ver.
Emperador (avergonzado): Ah sí, claro, claro… ahora lo veo. No sé como no lo noté antes. Ciertamente es muy fino, ¡qué formas! ¡Y qué colores tan maravillosos! ¡Me lo llevo!
Le da al vendedor una bolsita con monedas y este se aleja, sonriendo maliciosamente, mientras el emperador finge tomar la tela con sus manos.
SEGUNDO ACTO
En su taller, el sastre real se encuentra haciendo unos pantalones cuando el emperador entra sosteniendo la tela imaginaria.
Emperador: ¡Señor sastre! Aquí tiene usted un nuevo encargo, he traído una tela excepcional para que me haga un nuevo traje con el que voy a desfilar por el reino.
Sastre: Pero… pero si ahí no hay nada, Majestad.
Emperador: Era de esperarse que no viera nada, pues solo las personas verdaderamente inteligentes somos capaces de ver esta tela. ¡Ahora haga usted el traje o le voy a cortar la cabeza!
El emperador deja el tejido imaginario sobre una silla y el sastre entonces, hace como que lo agarra para ponerse a trabajar.
Sastre: El emperador debe haber perdido la cabeza, pero más vale seguirle la corriente.
TERCER ACTO
En las calles del reino, varios plebeyos se encuentran haciendo sus labores cotidianas cuando salen los guardias del emperador, anunciando su llegada.
Guardia 1: ¡Todos dejen libre el camino! Que viene Su Majestad, el Emperador.
Guardia 2: Hagan una reverencia, pues él lleva puesto su nuevo traje. ¡Que nadie se atreva a decir una sola palabra!
Las personas despejan la calle y por un lado del escenario, aparece el soberano muy orgullosos, vistiendo solo su cetro, su corona y un par de calzoncillos. Sus plebeyos se miran entre ellos con confusión, algunos de ellos aguantando la risa.
Emperador: ¡Admiren mi nuevo traje! ¿No les parece lo más maravilloso que han visto? ¡Solo los ojos de la gente verdaderamente inteligente, serán capaces de ver la textura y los colores de esta rarísima seda!
Los aldeanos entonces comienzan a murmurar entre ellos, fingiendo para darle la razón al rey y temiendo quedar como tontos. Un niño entonces suelta una carcajada.
Niño: ¡Ese señor no lleva ningún traje! Lo que pasa es que lo han estafado en el mercado con esa mentira.
El emperador se ruboriza y sale corriendo de escena al darse cuenta de su error, seguido de cerca por sus guardias.
FIN
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