Descripción: Una anciana se sienta todos los días en el andén a esperar a su amado, sin saber que él nunca volverá. Mientras tanto, el policía de la estación la observa con pena.
Personajes: Amelia, Hernán, Fernando, Don Jonás
PRIMER ACTO
Fernando aparece en el escenario, cuya escenografía muestra un andén de estación de tren. Él está vestido de policía y hace su ronda. De repente, una anciana llega y se sienta en una banca, mirando con ojos perdidos fuera de escena. De fondo se escucha el ruido de ferrocarriles yendo y viniendo.
Otra persona entra en escena. Es Don Jonás, el barrendero, que se ocupa en limpiar el suelo con su escoba.
Fernando: Don Jonás, acérquese.
El hombre se acerca y Fernando empieza a hablar en voz baja.
Fernando: ¿Usted conoce a esa mujer que está sentada allí? ¿Por qué viene todos los días? Siempre hace lo mismo como si estuviera esperando a alguien, pero nadie baja de los trenes por ella.
Don Jonás: Es verdad, usted acaba de empezar aquí y no lo sabe.
Fernando: ¿Saber qué?
Don Jonás: Esa mujer se llama Amelia. Cuando era joven, se despidió aquí mismo de su novio, un soldado que se fue a combatir al frente. Desde entonces, ella no ha dejado de esperarlo.
Fernando: ¿Él nunca volvió?
Don Jonás: ¡Ni volverá! Al poco nos enteramos de que había muerto en combate, pobre muchacho. Pero Amelia perdió la razón y desde entonces, no ha dejado de venir aquí, como si fuera a volverlo a ver. Todavía me acuerdo de aquel día…
SEGUNDO ACTO
Hemos retrocedido en el tiempo. Se puede ver la misma estación de tren y a una joven que aparece del brazo de su novio. Ella esta vestida de forma elegante y él, lleva un traje militar.
Amelia: Hernán, prométeme que vamos a casarnos en cuanto vuelvas de la guerra.
Hernán: Te lo prometo, amor mío. Vamos a ser muy felices, ya lo verás.
Ambos se besan apasionadamente. En ese momento suena el silbato de partida del tren y él se despega.
Hernán: ¡Tengo que irme! Espérame, Amelia. Volveré por ti.
Hernán sale de escena mientras Amelia se queda en su sitio, agitando la mano en despedida. Se escucha un sonido que indica que el tren sale de la estación y que poco a poco disminuye.
Don Jonás (voz fuera de escena): Pero Hernán nunca volvió y Amelia jamás pudo enamorarse de otro hombre. Desde entonces, ella no dejó de esperarlo…
La Amelia joven sale de escena y entonces la anciana vuelve a aparecer, sentándose en la boca y mirando con añoro hacia un punto indefinido.
TERCER ACTO
Fernando vuelve como de costumbre a inspeccionar el andén. Mira hacia la banca y ve que Amelia está tendida, inconsciente.
Fernando: ¡Dios mío! (Va hasta ella y la sacude). ¡Señora Amelia, señora Amelia! ¡Despierte! ¿Qué le ha pasado? (Le toma el pulso y suelta una exclamación). ¡Dios mío!
Don Jonás llega en ese momento, sujetando su escoba.
Don Jonás: ¿Qué ha pasado aquí?
Fernando: Está muerta, Doña Amelia está muerta.
Don Jonás se quita el sombrero y lo oprime contra su pecho.
Don Jonás: Pobre mujer, en paz descanse. Ahora al menos podrá reunirse con su amado que nunca llegó.
FIN
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