Son muchas las leyendas oscuras que giran en torno a Quito, la amena capital de Ecuador que ha sido testigo de un montón de hechos sobrenaturales. Aunque tal vez la más trágica y espeluznante sea la de la Condesa de la Loma Grande, una mujer que se cuenta, vivió hace muchísimos años en el centro de la ciudad, en medio de los años de 1880 y 1890.
En aquel tiempo era muy común que los hombres se tomaran todo tipo de molestias para cortejar a las mujeres, pues no era común que ellas salieran de casa para divertirse solas.
La condesa era una clara excepción a la regla.
Ella era una joven hermosísima y muy rica, que disfrutaba acudiendo a los bares del Centro Histórico las noches de los viernes para llamar la atención de los hombres. Algo que funcionaba de maravilla, pues más de un caballero se disputó sus favores, a veces con más violencia de la necesaria.
Todos sabían que la muchacha habitaba en un caserón elegante, con amplios muros que lo resguardaban de las miradas ajenas. Esta residencia, conocida como la Villa Encantada de Loma Grande, sigue estando de pie hoy en día y ha llamado poderosamente la atención de decenas de personas. Se dice que desde el interior surgen ruidos inexplicables y hay objetos que cambian misteriosamente de lugar.
Pero volvamos a la historia que ha dado origen a estos fenómenos tan escalofriantes.
La Condesa de Loma Grande era muy popular entre los hombres y no tenía reparo en invitarlos a entrar en su casa; algo que ninguna señorita de buena familia en aquella época, habría hecho sin el consentimiento de sus padres. Era muy conveniente que ella solo tuviera la compañía de sus criados.
Tiempo después se hizo demasiado evidente que todos los galanes que la cortejaban, desaparecían sin dejar rastro, algo que puso en alerta a las autoridades de Quito.
Dándose cuenta de que estaban a punto de arrestarla como principal sospechosa, la joven hizo sus maletas y se marchó de Loma Grande en medio de la noche, para más nunca regresar. Nadie sabía adonde había ido. Lo que sí hizo la policía, tan pronto como se dio cuenta de su fuga, fue entrar por la fuerza en la propiedad para registrar todas sus habitaciones.
En ninguna de ellas había rastro de los amantes de la condesa.
Justo estaban por darse por vencidos, cuando a alguien se le ocurrió registrar el jardín. Allí, tras cavar en medio del césped, se descubrieron los restos de varios hombres que habían sido asesinados de manera brutal, todos ellos pretendientes de la condesa.
Desde entonces se cree que, aunque los cuerpos fueron retirados para regalarles un sepulcro digno, sus almas se quedaron atrapadas entre las paredes de Loma Grande. Varios han sido los residentes que llegan a vivir a la mansión, solo para marcharse al no soportar los macabros ruidos, sombre y movimientos inexplicables que aquí tienen lugar.
Ahora se encuentra deshabitada y tal vez permanezca así por un largo tiempo, hasta que encuentren la paz que necesitan.
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