¡Maldigo mi curiosidad! Me ha causado mucho daño, el querer siempre saber que estaba pasando, que hablaban, si era sobre mí o alguien conocido. Ahora en mis últimos momentos pasa como un flash el recuerdo reciente de esa noche, y con ella lo que causó mi desgracia.
Ese día hizo mucho calor y la noche no era la excepción; yo tenía que madrugar pues entraba a trabajar a las 6 de la mañana, por lo que me tenía que levantar mucho antes y preparar mi mochila de trabajo. El calor era insoportable, opté por salirme al patio y acostarme en la hamaca que estaba bajo el árbol de mango que estaba en el patio de la casa; busqué un a cascara de coco seca para hacerla arder y esta ahuyentara a los mosquitos y así poder dormir lo más a gusto posible.
Una vez ya todo listo, me eche en la hamaca y fijé mi vista en el cielo el cual estaba muy claro y se podían ver incontables las estrellas, podía ver como cambiaban su brillo y me preguntaba cuántas habría y que se sentiría ver alguna de cerca. Había oído que algunas son enormes, más que el sol; pero de todos modos quería poder ver alguna.
Me iba quedando dormido mientras vigilaba ese pedazo del cielo, y a punto de cerrar los ojos pude ver como “Eso” iba creciendo; y digo “Eso” porque no me explicaba que podía ser ¿Acaso una estrella? ¡No lo sabía! Solo sé que lo que fuera, se estaba acercando a mí.
Me levanté tan rápido como pude y seguí mirando esa cosa luminosa acercarse, hacerse más grande. No sabía cómo reaccionar y no atinaba a moverme, me encontraba tieso en mi lugar y vi como pasaba sobre mi cabeza e iba a caer a la huerta de limones y palmas que esta frente a mi casa.
Me puse solo unas sandalias y una playera, agarré una pequeña linterna y salí tan rápido como pude; al estar en la calle la noté desierta, sé que era ya un poco más de la media noche. Corrí a la huerta y brinque con cuidado el alambre de púas que la circulaba. Caminé en línea recta hacia dentro de la huerta y pude ver el rastro de árboles chamuscados, quemados y otros tirados hasta que a lo lejos pude notar un ligero resplandor, me acerqué queriendo saber que sería aquello; quizá mi anhelo de ver una estrella estaba por cumplirse.
Con temor me fui acercando hacia ese brillo misterioso, el aire olía fuerte, como a soldadura o algo parecido; al fin pude ver como esa cosa al caer hizo un pozo poco profundo y al asomarme a él sentí como un aire quemante tocó mi cara.
Ahí había una especie de roca casi redonda, achatada en algunos lados. Era de un negro azulado y había pequeños rastros de fuego alrededor además el ambiente estaba muy, muy caliente por lo que no me atrevía a tocar aquella cosa.
Busqué a mi alrededor algo para poder moverla, halle un viejo palo con gancho para cortar limón y lo tomé, tenía unos 2 metros por lo que a confianza lo usé. Me acerqué lo más que pude soportar el calor que despedía y ese olor metálico tan fuerte. Clavé el palo por un lado de aquel misterioso objeto estelar y haciendo un esfuerzo lo pude mover; me asombre mucho pues no era tan pesado, a lo menos no como podía corresponder a un objeto de esa forma y tamaño. Aquello me hizo pensar que la roca podía estar hueca, pues de otro modo nunca la hubiera podido mover.
Continué rodándola poco a poco para alejarla de los rastros de fuego y así mitigar un poco aquel calor que despedía; en un momento creí oír un “CRIII” ; supuse que podría ser algún grillo u otro insecto, mi atención estaba totalmente en llevar aquella roca brillante hasta un lugar donde poder verla más detenidamente y de ser posible ¡Llevármela! Estaba lleno de curiosidad sobre aquel descubrimiento, al fin había logrado poder observar una estrella y ahora casi era mía.
En uno de los movimientos que hice, claramente pude oír un crujido, me detuve de inmediato y pude ver como aquello iba perdiendo su brillo poco a poco; con la ayuda de mi linterna me puse a mirar y volví a escuchar otro crujido, busqué de donde podría venir o si había alguna fractura. La luna llena me facilitaba mi tarea por lo que pude buscar en el exterior alguna fisura o grieta.
De pronto, algo así como un rasquido sonó del interior, algo me decía que me retirara, pero mi curiosidad pudo más y lentamente con el palo toqué la roca; en ese momento una grieta se hizo a lo largo, la misma que se iba formando en varias grietas más. Los rasquidos internos se hicieron más intensos y la roca termino por partirse.
Con la luz de mi lámpara vi que el interior de esa cosa era como de muchos trozos de cristal incrustados entre sí, un cristal que pude distinguir como tornasol, me sentía extasiado de ver aquello; estaba en mi asombro cuando algo salió del interior, aquello era como un pequeño animal de algunos 30 cms. Era una especie de “Gusano” del mismo tipo que el interior de la estrella, parecía hecho de una especie de cristal, tenía unas largas antenas y varias patas largas, no puedo describirlo de otra forma. Era en verdad una mezcla de belleza y misterio. Me quedé inmóvil, no sabía si tocarlo o correr.
Hacía una especia de sonido muy leve, no sé cuánto tiempo pase mirándolo. En eso, aquello salió por completo al mismo tiempo que muchos más seres iguales pero más pequeños empezaron a salir del interior de aquella cosa; lo único que pude hacer fue echarme hacia atrás, la luz de la luna se reflejaba en aquellos seres brillantes que avanzaban hacia mí. No sé con qué tropecé, caí de espaldas y vi como todos esos animales se me echaban encima, sentí sus patas subir por mi cuerpo tendido, debieron ser cientos, porque no podía moverme, los tenía cubriéndome de pies a cabeza y cuando empezaron a meterse por mi boca no supe más de mí.
Ya había amanecido cuando me despertaron, eran trabajadores del campo que iban llegando a sus labores. Burlándose me preguntaban que había tomado, yo no alcanzaba a contestar algo solo a balbucear y a emitir palabras sin sentido. Me levanté y caminé como pude; volví la vista a buscar “La estrella” pero ¡No había nada! Si bien algunas hojas de palma en el suelo chamuscadas y la tierra removida pero de aquellos seres y en el objeto que llegaron no había rastro.
No sabía que pensar por lo que solo atiné a caminar hasta mi casa, era ya tarde y en la condición que estaba no podía ya ir a trabajar; me sentía muy extraño en la boca, sentía como si hubiera comido algo pues me sentía lleno pero ¿Qué pude haber cenado? Tenía recuerdos muy vagos, de hecho estaba muy inquieto. Entré a mi casa y me dejé caer en la cama. No estoy seguro de querer recordar lo que pasó en la noche, lo que vi y seguí; y… ¡Lo que salió de su interior! ¿Dónde quedó? ¿Qué pasó? Recuerdo haberlos visto salir, haberme caído y verlos venir hacía mí ¿Y después? Me siento muy lleno y tengo mucho calor, me levante y me quité la camisa para bañarme y despejar mi mente. Al bañarme vi algo en la parte de mi estómago, algo como así como uno pequeños rasguños que formaban una especie de asterisco azulado
¿Qué era eso? Empecé a tallarme pero no me ardía ni sentía nada, en ese momento pude ver como algo se movió ¡Algo dentro de mí se movió! Vi como se dibujó una pequeña forma en mi piel. Terminé rápidamente de bañarme y salí a mi cuarto, ahí en mi espejo comencé a revisarme y pude ver como aquellos rasguños se hicieron más oscuros y habían crecido un poco. Comencé a sentir mucho calor de nuevo, y ese extraño sabor metálico en la boca; por lo que decidí vestirme y salir para buscar alguna solución. Pero, ¿Qué tenía?
Ahí vistiéndome, seguí recordando la noche anterior ¿Que hice, que provoqué? Lo único que recuerdo es…
En ese momento una extraña y fuerte sensación de vomitar me llegó, corrí al baño y sentí un fuerte ardor dentro de mí, no pude llegar al baño; algo quería salir de mi boca por lo que no aguanté más y lo escupí. Era una especie de gusano ¡Ese maldito gusano que junto con otros cientos salieron de esa cosa! Me negaba a recordarlo pero ahora veo todo con sentido; mis síntomas, mi estado, ¡Todo! El ardor se hizo más intenso y caí de rodillas frente a la puerta del baño; de nuevo algo quería salir de dentro de mí y caí acostado por el dolor. La sensación me hizo vomitar ahí y seguido empezaron a salir más de esos malditos seres, el dolor es insoportable, la sangre me escurría por la nariz y la boca; yo ya no podía moverme, esos animales ya comenzaban a cubrir mi cuerpo y lo último que pude soportar fue el dolor de sentir como comenzaban a salir por mi nariz.
Estoy muriendo. Mi curiosidad me costó muy caro. Sé que esto es el principio de un cambio, la aparición y la dominación de esta especie. Soy el principio del fin de los míos, siento como mi cuerpo empieza a ser devorado por todos esos gusanos y en mis últimos momentos; solo en mi mente esa imagen, la de aquella estrella que ví caer.
FIN

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