Descripción: La princesa Acafala es una chica muy vanidosa y superficial, ¿podrá la luna enseñarle que lo más importante está en el interior?
Personajes: Narrador, Princesa Acafala, Rey y Reina, Luna
PRIMER ACTO
Se abre el telón revelando una escenografía de cielo estrellado. Desde un balcón, la princesa Acafala contempla el cielo. Es muy hermosa, va vestida de blanco y tiene un largo cabello negro, una piel inmaculada y joyas preciosas que adornan su cuello y sus brazos. Fuera del escenario, escuchamos al narrador.
Narrador: En un reino antiguo de Perú habitaba la princesa Acafala, la joven más hermosa de Los Andes, hija de dos reyes incas y muy admirada por sus súbditos. A la joven le encantaba admirar a las estrellas pero tenía un defecto. Era muy vanidosa y a menudo se comparaba con ellas.
Acafala (suspirando): Como me gustaría vivir en el cielo, con todas esas estrellas. ¿Será más hermosa la luna que yo? De lo que sí estoy segura es que yo soy más bella que todas sus hijas, ninguna estrella puede compararse conmigo.
Narrador: Y así transcurrían los días y las noches, y la vanidad de Acafala seguía creciendo.
SEGUNDO ACTO
El telón vuelve a abrirse y ahora, la escenografía es la de un salón muy elegante, decorado al estilo inca. Los padres de Acafala se hallan sentados en sus tronos.
Rey: Hija mía, ha llegado el momento de que te comprometas con un buen hombre.
Reina: De todos los pretendientes que te hemos presentado, ninguno te ha parecido suficiente. Ellos están desesperados porque no saben que hacer para obtener tu mano.
Acafala: Y nunca la obtendrán. Soy demasiado bella como para casarme con alguno de ellos, no están a mi altura.
Rey: ¡Tu vanidad se ha vuelto insoportable! Si sigues así, va a llegar el día en que estos jóvenes se cansen y ninguno volverá a pretenderte.
Acafala: ¡Pues que así sea! ¡No quiero casarme nunca!
Acafala sale corriendo del escenario.
TERCER ACTO
Ahora la escenografía nos muestra una costa preciosa a orillas del mar y Acafala camina enojada.
Narrador: Cegada por su superficialidad, Acafala se había convertido en una princesa egoísta y presuntuosa. Fue por eso que la luna decidió darle una lección…
Aparece en escena una mujer de tez y cabello blancos, vestida toda de plata. Acafala se pone de pie sorprendida.
Acafala: ¿Quien eres tú?
Luna: Soy la luna, la estrella más bella del cielo.
Acafala: Imposible, ¡nadie puede ser más bella que yo!
Luna: Tu vanidad te ha cegado por completo, Acafala. ¿Qué no te das cuenta de que la belleza más importante es la del interior? Has cometido un error al ofender a mis hijas, a tus padres y a esos jóvenes de buen corazón, que solo querían ganarse tu cariño. Por eso, te voy a convertir en estrella…
Acafala abre los ojos y sonríe emocionada.
Luna: Pero no una de las que ves en el cielo, sino en una humilde estrella de mar. Quizá así aprendas a ser menos superficial.
El humo inunda el escenario. Cuando se disipa, hay en el suelo una estrella marina.
Narrador: Y por eso niños, deben recordar que lo más importante no es como se vean, sino su buen corazón.
FIN
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