Descripción: Una noche al pasear por el campo, Julio, un hacendado, tiene un encuentro con una mujer misteriosa de la que se cuentan muchas leyendas oscuras en el pueblo.
Personajes: Julio, Siguanaba, Curandera
PRIMER ACTO
Es de noche y la escenografía nos muestra el paisaje de un campo en medio de los llanos colombianos. Julio, un hacendado vestido con botas y camisa, entra en escena. Lleva con él una escopeta.
Julio: Vaya nochecita para salir a vigilar. Espero que ninguno de esos chicos ladrones que vienen por aquí, me de una excusa para usar esto. (Palmea la escopeta). ¿Qué es eso?
En un extremo del escenario, una silueta se mueve en medio de la oscuridad.
Julio: ¿Hay alguien ahí?
Las luces del escenario iluminan la espalda de una muchacha con largo cabello.
Julio: Una muchacha… (alza la voz). ¿Señorita? ¿Está usted bien?
La chica se da la vuelta y le sonríe de forma macabra. Es preciosa, pero viste con una túnica raída y tiene unas uñas anormalmente largas. Al mirarla, Julio palidece y mientras ella se acerca amenazadoramente, él levanta su escopeta, temblando.
Julio: ¿Quién eres tú?
La muchacha se abalanza sobre él y Julio trata de disparar, fallando pero ahuyentando a la desconocido. Julio se derrumba de rodillas, asustado.
SEGUNDO ACTO
Ahora Julio se encuentra en su habitación, muy enfermo. Una anciana lo atiende mientras se encuentra en su cama, débil y con mal aspecto.
Curandera: La fiebre no baja, señor Julio. ¿Pues qué comió que le hizo tanto daño?
Julio: Me pica mucho la cabeza.
La curandera lo revisa y usa unas pinzas para extraer algo de entre su cabello.
Curandera: ¡Piojos! Que esto no sea lo que estoy sospechando. Dígame don Julio, ¿dónde estuvo usted anoche?
Julio: Salir a vigilar mis tierras, pues los empleados me dijeron que había ladrones merodeando. Pero yo no encontré ningún ladrón. Lo único que vi fue a una chica muy hermosa, con las uñas muy largas. La forma en que me miraba, me daba miedo.
Curandera: Esa no era una chica, era la Siguanaba, un espíritu muy peligroso que siente atracción por los hombres jóvenes y solteros.
La curandera toma un trozo de tela roja y unos alfileres de una mesa cercana.
Curandera: Ahora voy a darte dos amuletos. Este pañuelo rojo debes llevarlo siempre en tu bolsillo. Y con estos alfileres voy a hacer una cruz que tendrás que llevar todo el tiempo en tu sombrero. Mientras no te separes de ellos, la Siguanaba no podrá hacerte nada.
Julio: Dios la bendiga, señora. Usted es muy sabia.
TERCER ACTO
En medio del campo, Julio vigila su hacienda cuando una silueta conocida aparece entre la oscuridad, acechándolo. Julio la observa, apretando su pañuelo rojo.
Julio: ¿Ves esto? ¡Ya no te tengo miedo! ¡Vete de mis tierras, Siguanaba! ¡Vete de aquí!
La muchacha lo observa de manera sospechosa, antes de darle la espalda e irse, emitiendo una risa siniestra que a Julio le hiela la sangre.
Julio: Y pensaba que la gente del campo estaba loca por contar leyendas.
Se guarda el pañuelo en su bolsillo y se endereza el sombrero.
Julio: Creo que ni siquiera los ladrones se atreverán a venir por aquí otra vez.
Julio se retira del escenario.
FIN
¡Sé el primero en comentar!