El mundo del teatro es fascinante por su capacidad de hacernos vivir historias desde un escenario, pero también cuenta con un lado oscuro que muy pocos conocen. Y es que a lo largo de la historia, han existido obras teatrales que si bien otorgaron a sus autores fama y reconocimiento, también han supuesto una supuesto una desgracia para cientos de personas.
Estas son las 4 obras de teatro más malditas del mundo.
Macbeth
Escrita por el legendario William Shakespeare, esta tragedia nos cuenta la historia de un hombre destinado a ser el rey de Escocia, a causa de la profecía de tres brujas. Marcado por la fatalidad de las estrellas, Macbeth se verá obligado a cometer un horrible crimen para alcanzar su destino.
Está considerada como la obra más oscura que haya existido; a tal grado que varios actores, directores y personas relacionadas con las artes escénicas, temen pronunciar su nombre. Entre ellos la llaman normalmente, la «tragedia escocesa», ya que existe la superstición de que pronunciar el nombre del protagonista dentro de un teatro, puede ocasionar un desastre.
Otra tradición que se sigue en torno a la «maldición escocesa», implican no usar el vestuario de la pareja protagónica o sus escenografías fuera de una representación real.
Se dice que la obra fue maldita por el mismo Shakespeare, quien se habría involucrado en auténticos rituales de magia negra para escribir el guión. Otros aseguran que la maldición fue lanzada por brujas reales de su época, quienes dieron haber sido ofendidas a causa de la manera en que se las representaba.
Lo cierto es que Macbeth ha acarreado una sospechosa serie de accidentes y desgracias a lo largo de su historia. En el 2013, el actor Kenneth Branagh hirió seriamente a uno de sus compañeros de reparto durante una escena de batalla, mientras actuaban en Manchester.
En 1942 el actor John Gielgud, quien interpretaba a Macbeth, murió además de otros cinco actores. Por su parte, el diseñador de vestuario también se suicidó.
En 1848, los fanáticos de dos actores que actuaban para compañías rivales interpretando la obra, desataron una lucha en el Astor Opera House de Nueva York que salió de control, matando a 22 personas y dejando más de un centenar de heridos.
Y en el año de su estreno, 1606, el actor que interpretaba a Lady Macbeth enfermó misteriosamente (en el período isabelino, las mujeres no actuaban en teatros, por lo que los hombres interpretaban papeles femeninos), muriendo al cabo de poco tiempo.
La leyenda del beso
En el género de la zarzuela, encontramos esta obra de Reveriano Soutullo y Juan Vert, que como Macbeth ha despertado las más terribles supersticiones entre los entendidos del teatro.
Su maldición en sí se conoce como «Romanza de la Amapola» y hace referencia a una de las escenas más interesantes de la puesta en escena.
En esta, Amapola, una gitana, le lee la mano al protagonista, quien es un joven de la nobleza de nombre Mario. Se dice que el actor que interpreta este papel, adquiere en ese momento la mala suerte del personaje, poniéndolo en riesgo de sufrir toda clase de eventos desafortunados y, si se descuida, incluso la muerte.
Ha sido tanto el revuelo que la maldición de la obra ha despertado, que muchas representaciones de La leyenda del beso han optado por saltarse esta escena.
El enfermo imaginario
Esta obra es legendaria tanto por su reputación, como por su autor. Conocido como el mejor dramaturgo de su época, Molière la estrenó en 1673, sin saber que sería su última obra.
El enfermo imaginario es una sátira que gira en torno al mundo de los médicos. Su protagonista, de nombre Argan, es un hipocondríaco severo que se pasa el día entero en la cama, pendiente de sus supuestas enfermedades y los remedios que le recetan sus médicos. El problema es que estos, más que curarlo, solo parecen interesados en obtener su dinero.
Durante el estreno, fue el propio Molière quien la protagonizó usando un vestuario de color amarillo. Se cuenta que el dramaturgo estaba gravemente enfermo de tuberculosis para entonces y que la obra era un fiel reflejo de sus circunstancias. Durante el cuarto acto de la historia, Molière tuvo un acceso de tos tan terrible que se ahogó con su propia sangre, muriendo sobre el escenario. A partir de entonces se esparció la leyenda.
Cuando esta obra es representada de nuevo, nadie quiere vestir de amarillo, por temor a que les caiga la maldición de Molière. Se tiene la creencia de que este color puede acarrear mala suerte a los actores en escena.
La Tempestad
En 1882, Ruperto Chapí estrenaba en España esta zarzuela con un guión realizado por Miguel Ramos Carrión. La historia nos presenta a Simón, un avaricioso hombre que adopta a una muchacha llamada Angela, tras ser su padre asesinado durante una terrible tormenta. Con el objetivo de quedarse con la herencia de su pupila, Simón hace todo cuanto está a su alcance por impedir el amor entre ella y su novio Roberto.
Los críticos de la época la destrozaron por completo, sin embargo, fue un auténtico éxito entre el público.
Desde entonces sin embargo, cada representación de la historia ha supuesto una auténtica racha de mala suerte para todos los involucrados. En el recuento de los daños podemos mencionar a actores que se quedaron sin empleo, directores que fracasaron y representantes que se quedaron sin un centavo.
¡Sé el primero en comentar!