Descripción: Una noche fría de Diciembre, un posadero es despertado por una extraña pareja que busca donde pasar la noche. ¿Conseguirán ablandar su corazón y resguardarse del frío?
Personajes: Posadero, María, José
ACTO ÚNICO
En la ciudad de Belén, un humilde posadero limpia las mesas de su posada antes de irse a dormir.
Posadero: ¡Qué día! Hoy no hay lugar en Belén que no este lleno hasta el techo. Desde que el emperador Augusto ordenó hacer el censo de la población, la gente no ha parado de viajar hasta acá.
El posadero bosteza, cansado. De pronto, alguien toca a la puerta, asustándolo.
Posadero: ¿Quién es a estas horas? ¡Aquí ya no atendemos a nadie!
José (voz fuera de escena): Le pido posada en el nombre del cielo. Mi amada esposa ya no puede andar más.
Posadero: Esto no es un mesón, caballero. Mejor sigan adelante, que yo no les puedo abrir. ¡a ver si es usted algún tunante!
José: Por favor, no sea usted tan inhumano. Tenga un poco de caridad. Mire que Dios, allá en los cielos, será quien lo recompensará.
Posadero: Lo siento mucho, pero ya les he dicho que no puedo dejarles entrar, ¿es que no hay más posadas en Belén?
José: Todas están llenas y venimos desde muy lejos. Se lo ruego, señor.
Posadero (enfadado): ¡He dicho que no! Ya se pueden ir ustedes.
El posadero continúa limpiando, cuando vuelven a tocar la puerta.
José: Señor mío, por favor, me llamó José. Trabajo como carpintero y vengo con mi esposa desde Nazareth.
Posadero: A mí no me importa como se llame usted. Retírese de mi posada, porque estoy a punto de irme a dormir.
José: Solo una noche mi bien posadero, solo una noche le pedimos asilo. Mi esposa María, es la Reina del Cielo y va a ser madre de un gran rey.
El posadero se queda muy sorprendido. Va hacia la puerta y la abre ligeramente.
Posadero: ¿Dijiste que te llamas José? ¿Y qué tu mujer es María?
José: Así es, buen hombre.
Posadero: ¡María y José! ¡Claro! Pero qué tonto soy, ¡si anoche, en sueños, un ángel me visitó para anunciarme su llegada!
El posadero abre completamente la puerta y los deja pasar. Entran en escena un hombre vestido con túnica verde y barba tupida, y una muchacha embarazada vestida de azul.
Posadero: ¡Entren peregrinos, entren! Miren que mi casa es muy pobre, pero todo lo que hay en ella se los ofrezco de corazón.
María: Muchas gracias, señor, que Dios le pague por tanta bondad.
Posadero: El único inconveniente es que de verdad no me quedan habitaciones. Solo hay un sitio en el que se pueden quedar, pero no creo que les vaya a gustar.
José: No pedimos mucho, señor, cualquier lugar caliente estará bien.
Posadero: ¿Y si les digo que este lugar es un establo?
José y María se miran y sonríen.
María: El lugar no importa mientras estemos juntos. Gracias por su generosidad.
Posadero: En ese caso, vengan por aquí que ya los acomodó. ¿Ya notaron la estrella tan brillante que ha aparecido en el cielo esta noche? Creo que es una buena señal.
Los tres salen de escena, sonriendo, mientras el telón se va cerrando lentamente.
FIN
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