Descripción: Popocatépetl, un valiente guerrero de la tribu de los tlaxcaltecas, se ha enamorado de la hija del caique. ¿Podrá su amor vencer al odio?
Personajes: Popocatépetl, Iztaccíhuatl, Cacique, Pretendiente
PRIMER ACTO
En el interior de un palacio tlaxcalteca, se hayan Popocatépetl, un valiente guerrero y el cacique de la tribu, quien le habla al muchacho muy seriamente.
Cacique: La guerra contra nuestros enemigos es inminente. Popocatépetl, tú eres el soldado más valiente que tengo en mis filas. Sé que bajo tu mando, mis hombres se harán con la victoria.
Popocatépetl: Por los dioses, le doy mi palabra de que así será.
Cacique: Cuando regreses, celebraremos tu victoria con los nuestros y la paz volverá a nosotros.
Popocatépetl: Mi señor, con gusto marcho a pelear en nombre de nuestro pueblo si esos son sus designios. Pero antes quisiera atreverme a pedirle una única cosa.
Cacique: Tú dirás.
Popocatépetl: Usted sabe que yo y su hija, la princesa Iztaccíhuatl, estamos enamorados. Y nada me haría más dichoso que poder desposarla con su bendición.
Cacique: La tendrás al volver, te doy mi palabra. Ve y vence a nuestros enemigos, y celebraremos la boda más grande que se haya visto entre los tlaxcaltecas.
Popocatépetl se inclina ante él, toma su lanza y sale de escena.
SEGUNDO ACTO
En su habitación, la princesa Iztaccíhuatl piensa en su amado, acariciando una flor.
Iztaccíhuatl: Ansío que la guerra termine pronto para volver a estar entre tus brazos, Popocatépetl.
Entra en escena un tlaxcalteca, vestido con plumas finas y mirando con envidia a la joven enamorada.
Pretendiente: Su Alteza. (Se inclina ante ella).
Iztaccíhuatl: Vaya, no lo escuché entrar. ¿Puedo ayudarle con algo?
Pretendiente: Como sabe princesa, llevo días visitando a su padre, tratando de ganarme su favor. Desde que la vi a usted me ha robado el corazón y quisiera que correspondiera mis sentimientos. Después de todo, es la hija de un cacique y le aseguro que yo puedo llenarla de comodidades.
Iztaccíhuatl: Yo no busco comodidades, amo a Popocatépetl. Le ruego que se vaya.
Pretendiente: ¿Pero aun no lo sabe, princesa? Popocatépetl murió en la batalla.
Iztaccíhuatl (asustada): No… eso no puede ser cierto…
La muchacha se derrumba a llorar. El pretendiente sale y la joven toma una daga afilada.
Iztaccíhuatl: Sin él, no vale la pena vivir.
TERCER ACTO
Popocatépetl vuelve a entrar triunfante al palacio y se sorprende al ver al cacique, velando el cuerpo inmóvil de su hija.
Cacique (triste): Mi pobre Iztaccíhuatl se quitó la vida. Debió pensar que habías muerto al ver pasar el tiempo… ay, mi pobre niña.
Popocatépetl la mira consternado y se arrodilla llorando, a sus pies.
Popocatépetl: ¡Maldita sea mi suerte!
El cacique se retira con pena, dejándolo solo. Entonces Popocatépetl toma en sus brazos a Iztaccíhuatl.
Popocatépetl: Ven conmigo, amada mía. Nos marcharemos a donde los dioses puedan volver inmortal nuestro amor, que es más fuerte que el tiempo.
Sale de escena cargando a la joven y en el escenario, aparece una proyección en la que se miran dos volcanes.
Popocatépetl (voz fuera de escena): Nos transformaremos en volcanes y la desventura nunca más podrá separarnos. Cada vez que veas arder mi cima, estaré volviendo a declarar mi amor por ti.
FIN
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