—Muy bien, Caroline, ¿podrías contarnos tu experiencia con la tabla Ouija?
—Sí, claro.
Caroline, 19 años:
Una vez escuché a uno de mis amigos hablando acerca de un juego, un juego que a mi parecer es algo extraño y ridículo. Él decía que con ese juego uno podía comunicarse con seres de otro mundo, en otras palabras, ¡qué podías comunicarte con los muertos! Al escuchar eso quedé un poco confundida, ¿es eso posible? Es decir, ¿¡existe tal cosa para comunicarse con los muertos!?
Él contaba que pudo comunicarse con su padre. Él fue asesinado por su esposa, que es esquizofrénica, actualmente se encuentra en un manicomio. Nos contaba que en medio de la sesión de Ouija podía escuchar la risa de su padre, las luces se encendían y se apagaban. Algo que me dejo sorprendida fue que durante las preguntas que mi amigo le hacía a la tabla, pudo sentir que alguien le tocó el hombro y segundos después el aroma de su padre… Pensé que esa tabla me ayudaría a comunicarme con mi hermanito…
—¿¡Cómo se llama ese juego!? —pregunté.
—¿¡Qué, tu quieres jugar con la Ouija!? —respondió mi amigo con un tono de burla.
—¿Ouija? ¿Ese es su nombre? —pregunté de nuevo
—¡Sí!, así se llama, pero te advierto que ese no es un juego para niñas — respondió de nuevo con el mismo tono de burla.
—Solo quiero averiguar que tan cierto es que te puedas comunicar con los espíritus, ¡a mí me parece estúpido pero quiero averiguar!
—¡Sí, claro! En fin… ¿quieres respuestas, la tabla Ouija las tiene, si vas a jugar ten cuidado, se respetuosa, puedes ofender a algún espíritu.
—De acuerdo, trataré de no ofender a esos espíritus — respondí burlona—. Sigo sin creer que exista tal cosa, pasaré a una tienda de antigüedades donde estoy segura de que encontraré una de esas tablas Ouija, ¡qué ridiculez!
Después de algunas horas encontré una de esas tablas, era muy vieja, estaba llena de polvo, pero no me importó.
—¡La llevaré a casa! ¿Qué puede pasar?…
10:44 p.m.
—Creo que mamá y papá ya están dormidos, compré unas velas para que sea mas emocionante por si todo esto resulta ser real…
Caroline formo un círculo con las velas, esta chica es muy escéptica, al parecer no ha entendido ciertos aspectos sobre este juego. Ya está lista para empezar a preguntar, apagó la luz de su habitación, quedándose solo con la luz que irradiaban las velas. Tomó el puntero…
—¿Hay Alguien Aquí?
El puntero se quedo quieto.
—¿Hay Alguien Aquí que Quiera Comunicarse?
El puntero seguía sin moverse
—¿Hay Alguien en este lugar?
El puntero no se movía para nada.
—¡Esto es estúpido!, sabia que era una farsa. ¡Tabla tonta! ¿¡En realidad tienes el poder para comunicarte con los espíritus!? Creo que no, solamente eres uno dentro de millones de mitos que existen. ¡Yo que me tragué esa estúpida historia! ¡Si de verdad hay un poder sobre natural en esta tabla vieja, que se presente, sal de ahí de una vez por todas, sal de una vez y deja de esconderte!
Solo reinaba el profundo silencio de la habitación.
—¡Sí! Lo imaginé, no hay nada, solo pierdo mi tiempo…
Después de varios insultos, apagué las velas una por una, sabía que no iba a pasar nada, esa tabla solo era una farsa.
Estaba lista para ir a dormir, cuando de repente la puerta de mi habitación se abrió.
—¡Mamá!, ¿eres tú? — pregunté, pero nadie respondió.
Todo estaba oscuro, me levanté a prender la luz para ver que estaba pasando, pero de pronto las luces se apagaron. Intenté encender de nuevo la luz pero no podía…
Fue cuando me di cuenta que alguien ya se había cansado de estar escondiéndose. El miedo me invadió, después de tantos insultos decidió dejar de ocultarse.
Ahí estaba, parado frente a la ventana de mi habitación, la luz de la luna lo reflejaba, era algo aterrador. Un olor a podrido se empezó a regar por toda la habitación, corrí hacía la salida pero ese ser me tiro la puerta. ¡Estaba atrapada!, ¡este es fin!
Mi error fue hacer enojar a este ser, que estoy cien por ciento segura que es algo mas poderoso que un simple espíritu, es algo superior a eso y ahora está muy enfadado. Podía escuchar los latidos de mi corazón, el miedo se apoderó de mí.
Algo apareció de repente, de lo más oscuro de mi habitación, sabía que no venia a jugar, tuve el descaro de insultarlo y desafiarlo a que se hiciera presente. Lo único que me iluminaba era la luz de la luna y con eso bastaba para darme cuenta de lo que estaba ahí, era una criatura realmente espantosa.
— ¿¡Qué quieres!? —pregunté.
Solo podía escuchar unas pequeñas risas burlándose de mí.
— ¿¡Que está pasando!? ¡Déjame en paz! — exclamé.
Mi cuerpo empezó a elevarse, movía las piernas como loca pero era inútil, sentía que ardía, como si estuviera dentro de un horno, esta criatura estaba a punto de desatar su ira contra mí.
Me lanzó hacia una de las paredes, me movía como loca, pero parecía estar adherida a la pared. Salió de la nada y pude sentir como atravesó todo mi cuerpo hasta tocarme los huesos. Mis gritos eran muy fuertes, el dolor era insoportable.
No puedo darle un nombre a lo que vi esa noche, esa criatura parecía disfrutar mi sufrimiento.
Su rostro era el de una mujer, con una mirada fría y penetrante. Al verme gritar soltaba unas carcajadas que aumentaban mas el dolor, una de sus manos acarició mi rostro, sus manos se sentían escamosas, tenía unas uñas enormes manchadas de sangre, me miró fijamente, y atravesó con sus uñas mi pecho. La sangre salpicó por todas partes, mis gritos eran tan fuertes que sentía que iba a desgarrar mi garganta, todo el peso de esa criatura estaba sobre mí, soltaba un olor a azufre; era lógico, después de todo venía del infierno solo para destruir mi alma. Y solo se reía, tenía una risa escalofriante.
De nuevo me lanzó a otra parte de la habitación, caí con mucha fuerza, agonizando, dentro de pocos segundos iba a morir. Me elevé de nuevo, mi ritmo cardíaco muy débil, estaba desangrándome, escuché que me habló:
—Eres una ingenua, ahora tu alma me pertenece, haré de ti un maldito infierno hasta que tu corazón deje de latir.
Tras escuchar eso, sentí una presión horrible en todo mi cuerpo, una electricidad recorría mi sistema nervioso, esa criatura se apoderó de mi, perdí el conocimiento, caí al suelo…
Abrí los ojos con el corazón a mil latidos por hora, mis dedos estaban puestos en la ficha que estaba usando sobre la Ouija, mi cuerpo yacía intacto, sin ningún rasguño. Al parecer todo había sido una visión.
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