Érase una vez, en un pueblo ruso muy lejano, vivía un chico llamado Pedro, quien era muy travieso y nunca hacia caso a lo que su abuelo le decía, fuertes rumores se habían propagado por todo el pueblo sobre un lobo acechando en los bosques y se atrevía a atacar las granjas llevándose a algunos niños.
—Salgamos a jugar— Dijo Pedro corriendo al pato.
— Espérame Pedro, no puedo correr muy rápido —Dijo el pato acompañando a su amigo.
— ¡Mira esa ave de ahí! —.
— Hola estimados, muy buenos días — Dijo el ave desconocida.
— Buenos días Ave extranjera — Respondió el pato.
— Pero que tenemos aquí es el ave que no vuela — El ave quería iniciar una discusión.
— No volare pero si se nada, en cambio usted ni eso puede hacer — Respondió el pato con orgullo.
Pedro disfrutaba ver a los animales discutir, era muy cómico para él.
— Pienso que no deberían discutir tanto, podemos ser todos amigos y jugar — Propuso Pedro.
— Yo que tu no andaría jugando fuera de casa niño, hay un lobo suelto y podría devorarte de un bocado—.
— No le temo a un lobo — La gata del abuelo de Pedro salió de la casa — Rápido escóndanse la gata, el pato fue al lago y el ave voló alto, el gato los miro con indiferencia.
— ¡Pedro! ¿Qué te hable el día de ayer? No puedes salir de la casa, hay un lobo suelto, ven adentro es una orden —.
— No tengo miedo abuelo, soy lo suficientemente valiente para enfrentarme solo al lobo — Dijo pedro convencido.
— No se diga más muchachito —Tomo a pedro por la oreja y lo llevo dentro de la casa.
De mala gana tuvo que aceptar el castigo, luego de un rato, el alboroto de afuera llamo su atención, por la ventana pudo ver como un enorme lobo emergía de los arbustos, la gata rápidamente busco refugio en la cima de un árbol, pero el pato no corrió con la misma suerte, fue tragado de un bocado.
Pedro no podía permanecer con los brazos cruzados, como pudo logro salir e la casa y saltar el muro, aprovecho que su abuelo se encontraba tomando la siesta, se dirigió a un árbol donde reposaba el ave.
— Buena ave, tengo un plan para atrapar al lobo pero necesitare tu ayuda — Solicito el chico
— Me parece arriesgado, un niño no debería enfrentar a una bestia feroz — Trato de convencerlo el ave.
— Opino lo mismo pero los adultos temen mucho al lobo como para enfrentárseles, y no quiero ser su próximo bocado — Dijo al gata quien los observada desde otro árbol.
— Bueno debemos seguir mi plan para que todo resulte — Dijo Pedro convencido
El ave se encargó de distraer al lobo, mientras pedro junto con la gata se encargaron de atrapar con una cuerda la cola del lobo, hicieron un nudo muy fuerte y entre los dos jalaron el lobo para que este quedara suspendido en el aire.
— Suéltenme, me los comeré a todos — Dijo el lobo feroz.
— Sáquenme de aquí — Todos escucharon una voz familiar
— No puedo creerlo es el pato — El lobo no mastico al pato, lo engullo entero.
— ¡Yo lo saco! — Dijo la gata pegando un brinco estrellándose en el estómago del animal, el pato salió completamente ileso.
— Chico apártate, has hecho un buen trabajo, nosotros terminaremos con la vida del lobo — Dijo uno de los tres cazadores.
— Esperen, vamos a llevarlo a un zoológico, ahí no hará daño a nadie más — Dijo el chico entusiasmado.
Todos estuvieron de acuerdo y en una gran caravana por todo el pueblo llevaron al lobo, cantando la valentía del joven y sus amigos, el lobo no le gustó la idea de que fuera llevado a un zoológico.
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