En la universidad Zarath y Michelle se conocieron, ambas buscaban una habitación para emprender sus estudios universitarios y formar una linda amistad. Ambas tenían muchas diferencias, una de ellas era muy estudiosa, mientras que otra sólo le importaba pasarla bien a cada instante. Para poder convivir Michelle siempre le decía a Zarath que le respetara los momentos de intimidad con sus amigos.
Para ella no era problema alguno entender ello, aunque era algo incomodo los días que tenía examen, pues ambas camas se encontraban en el mismo cuarto y cuando ella llevaba a su visita para tener relaciones sexuales o algún otro tipo de juego que en la que la presencia de Zarath molestaba, realmente era muy molesto entender y estudiar el contenido.
Por eso, decidieron establecer algunos códigos, Michelle le dijo a su compañera de piso que mientras había una prenda en la manilla de la puerta no podía entrar, debía quedarse en la sala de espera estudiando o haciendo cualquier otra actividad mientras su amiga desocupaba la habitación. Mucho tiempo pasó luego de que estas normas fueran establecidas, ambas pudieron acostumbrarse y llevarse muy bien a pesar de todo.
Pero un día, Michelle le pidió a Zarath que no llevara a nadie una noche, todo para poder levantarse en la madrugada y poder estudiar mientras su compañera Michelle dormía en silencio. Ambas decidieron que esto se cumpliría como parte de un pacto, después de todo era un día el cual podía recuperarlo fácilmente con su mejor amigo o amante.
A pesar de que Zarath le ha dicho a su compañero ninfómana que esa noche no quería que tuviera compañía, encontró una hilo de Michelle colgando en la puerta de la habitación, además de una música a alto volumen dentro de ella, junto con algunos gemidos de su amiga que se escuchaban en el fondo. Después de haber roto la promesa decidió que ella también debía romper las reglas, aunque con un poco de prudencia.
Entrando silenciosamente a la habitación y sin esperanzas de poder levantarse a estudiar, cogió sus audífonos e intentó poner su música favorita para repetir varias veces en su reproductor y así evitar el ruido de su amiga y la música puesta por ambos. Luego de algunos minutos Zarath se quedó dormida, pero esa noche se ha pasado volando para ella, ya casi era hora de amanecer y por instinto se despierta.
Con los oídos adoloridos ella siente que algo no está bien, su amiga no le había levantado con el ruido como acostumbraba hacerlo todas las mañanas a esa hora. Siempre la llamaba para alistarse y durar unas 2 horas arreglándose frente al espejo y hablar un montón de cosas las cuales tenían en común. Pero su sorpresa fue muy grande al tocar la sábana, la cual estaba empapada por un línquido espeso y con olor a hierro.
Pero lo más terrible sucedió al encender la luz. Encontró la cabeza de su amiga en la propia cama, mientras que el resto del cuerpo de su amiga estaba bañado en sangre en la cama. Michelle había sido decapitada por un asesino en serie mientras ella dormía. Lo más escalofriante era un mensaje en la pared escrito con la sangre de Michelle que decía:
“Suerte que no encendiste la luz”
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