Peter se había casado con su novia luego de tres años de noviazgo, los dos se encontraban a la espera de su primer bebé, han tenido que pasar dificultades durante su relación pero para Lucy no hay mayor obstáculo que el amor de Peter hacia su perro.
Rey era el nombre del mejor amigo de Peter, un perro que había acogido de la calle cuando solo eran un cachorrito muriendo de hambre y frio.
Lucy no odiaba a Rey solo que no le gustaba que el perro estuviera dentro de la casa, ya que al ser muy juguetón terminaba rompiendo muchos adornos, ensuciaba la alfombra, entre otras cosas, Lucy no quería que el perro dentro de la casa.
–Quiero ese animal fuera – Lucy se encontraba molesta ya que Rey había roto uno de los juguetes del bebé.
–Amor no volverá a pasar, le enseñare a que no haga más destrozos— Peter trato de calmar a su esposa.
– No cabe duda que como entrenador eres pésimo, ya te lo dije no puedo llevarme estos disgustos y mucho menos cuando viene un bebé en camino– Lucy estaba decidida a no renunciar a su petición.
Peter no tuvo de otra que encadenar a Rey, no era participe de este tipo de prácticas ya que su amigo se sentiría como un prisionero en vez de un miembro de la familia.
Pasaron los meses y había nacido Samanta, Peter y Lucy se encontraba felices con su primera hija, el tesoro más grande que la vida les haya dado.
Una noche los ladridos de Rey despertaron a la familia y no solo era eso, había mucho alboroto y provenía del cuarto de la niña.
Peter acudió inmediatamente para su sorpresa se encontraba con Rey su mejor amigo con su hocico lleno de sangre, Lucy comenzó a gritar histérica su niña había sido atacada por el perro.
Peter no lo dudo dos veces y tomo al perro por la cadena, y lo arrojo por las escaleras, en medio de su furia golpeo sin piedad a su mejor amigo, hasta que Lucy le impidió que siguiera.
– ¡Basta! Mira Samanta se encuentra bien –
Peter vio a su amigo en el suelo, no hizo nada para defenderse, cuando se cercioro de lo ocurrido su culpa le embargo.
Esa noche una zarigüeya había ingresado a la casa por la chimenea, Rey olfateo el peligro, e inmediatamente rompió su cadena e ingreso a la casa por la puerta para perros, fue una suerte que Lucy no la llegara a quitar, llegando justo a tiempo antes de que el animal atacara a la bebé, a un miembro de su familia.
Peter llevo inmediatamente a su amigo a un hospital veterinario, Lucy también lo acompaño, las patas traseras destrozadas, una mandíbula luxada, y diferentes lesiones no eran buen pronóstico para Rey.
Semanas pasaron antes de que el perro volviera a la casa recuperado por completo aunque perdió una de sus patas traseras, aun se encontraba feliz de estar rodeado de su familia, no guardaba ningún rencor hacia Peter, a partir de ese día Lucy dejo a Rey entrar a la casa para proteger siempre a Samanta.
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