Personajes
Granjero
Caballo
Zorro
León
Esta historia de trata de todo lo que se hace con el fin de demostrar el cariño y la fidelidad a quien queremos.
Érase una vez, un granjero que solía tener un caballo, un caballo al cual adoraba pues era fiel y cariñoso, siendo muy viejo para trabajar con su amo. Un buen día, el caballo cansado le dijo al granjero…
Caballo: Hombre, tengo mucha hambre y no me has dado nada en estos dos días
Granjero: ¿Cómo quieres que te dé de comer si ya no estás trabajando?
Caballo: Debes entenderme, estoy viejo y ya he trabajado para ti durante muchísimos años, creo que debo descansar un poco.
Granjero: Si, lo se y por eso te quiero pero también debes demostrarme que sigues siendo ese caballo fuerte que crié desde muy pequeño.
Caballo: ¿Cómo puedo demostrártelo?
Granjero: Si me traes un buen león, estarás de regreso en mi establo, pero por lo pronto lo mejor será que te vayas.
Caballo: ¿Pero donde piensas que voy a vivir?
Granjero: Ese ya será tu problema, no el mio ¡Vete ya!
Fue así como el caballo salió del establo, triste y acongojado hasta que en su camino de ida se encontró a un zorro…
Zorro: ¿Qué tienes caballo? ¿Por qué estás triste y solo por aquí?
Caballo: Pobre de mi, ya sabes, la codicia y la lealtad no son las mejores aliadas. He trabajado muchos años para mi amo, pero parece que a él ya se le olvidó todo, pues me echó del establo por viejo y porque ya no tengo fuerzas para arar.
Zorro: ¿Te echó así, sin más?
Caballo: no exactamente, me dijo que para volver a tenerme en casa, debía traerle a un gran león, pero imagínate, nada más de pensarlo, sabes que no podría hacerlo.
Zorro: eso no es justo, pero ya tengo un plan para ayudarte. Acuéstate en el piso y desplómate como si estuvieras muerto, ¡eso si, sin moverte! Buscaré al león.
El zorro se dirigió a la zona de la selva donde estaba el león…
Zorro: León, ¿estás allí?
León: ¿Qué quieres zorro? Estas viendo que estoy durmiendo
Zorro: tengo muy buenas noticias para ti
León: ¿De qué se trata?
Zorro: encontré un caballo muerto, ven y tendrás un buen festín para ti solo.
Ambos tomaron el camino de vuelta y cuando llegaron, el zorro le dijo
Zorro: esa posición como que no es muy cómoda para ti. ¡Ya sé!, lo amarraré a tu cola y así podrás arrastrarlo hasta tu cueva para comerlo con tranquilidad.
León: Si, esa idea me gusta.
Mientras el león intentaba avanzar con el caballo amarrado a su cola, no se dio cuenta que el zorro había amarrado las patas del león a la cola del cabello. Al terminar de amarrarlo el zorro le gritó al caballo
Zorro: ¡Puedes andar caballo!
León: Déjame ir, ese no era el trato.
El caballo se paró y se llevó al león, quien iba rugiendo en todo el camino. Cuando llegó al establo, el amo lo vió y se sorprendió por lo que había logrado.
Caballo: Ahora ¿si estás contento?
Granjero: por supuesto, ahora si serás mi caballo para siempre, comiendo lo mejor que tengo.
Después de esto, el granjero soltó al león, quien salió corriendo hasta su cueva y el caballo se instaló para siempre en su establo.
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