Descripción: El cocodrilo, siendo el animal más bello del mundo, comete un error que lo convierte en una criatura totalmente diferente.
Personajes: Cocodrilo, Pájaro 1, Pájaro, 2 Rana, Narrador
PRIMER ACTO
Se abre el telón, mostrando en su escenografía un río y las grandes pirámides de Egipto. En medio del escenario, un cocodrilo con la piel lisa y dorada toma el sol lleno de gusto.
Narrador (voz fuera de escena): ¿Saben, amiguitos? Hace mucho tiempo, los cocodrilos no tenían la piel tan rugosa y seca como la conocemos ahora, ni era de esos colores apagados. Ellos eran por mucho los animales más bellos del mundo, con una piel de oro que deslumbraba a todas las criaturas a su alrededor…
Cocodrilo (estirándose): ¡Ahhh, que hermoso soy! De veras que no hay ningún animal que se me compare.
Entran en escena dos pájaros. Uno de ellos lo mira admirado y el otro, con fastidio.
Pájaro 1: Ash, ya va a empezar de nuevo, ¡no soporto que sea tan presumido!
Pájaro 2: Déjalo, algo de razón tiene. Ya quisieras tú tener esa piel tan brillante y perfecta.
Pájaro: ¿Y cegar a todos los que se cruzan por mi camino? No gracias, con mis plumas estoy bien.
Le echa otra mirada de desdén al cocodrilo y se retira por lado opuesto del escenario, seguido por su compañero.
Pájaro: Adiós, señor cocodrilo. Cuidado con el sol.
SEGUNDO ACTO
Narrador: Así, el cocodrilo seguía tomando el sol sin pensar en las consecuencias, pues le encantaba la forma en que los rayos solares hacían resplandecer su piel.
Cocodrilo: Ah, como me encanta esto. Mi cuerpo brilla como una joya con este calorcito. Así nunca voy a volver al agua.
Una rana aparece entonces en escena, saltando graciosamente.
Rana: Oye cocodrilo, no tomes mucho sol o te va a hacer daño. Se te puede secar la piel.
Cocodrilo: ¡Bah! ¿Tú que sabes? Estás celoso como todos, de que soy el animal más precioso del mundo. ¡Envidioso!
Rana (enojada): ¡Qué grosero! Bueno, allá tú, luego no vengas llorando.
La rana se retira y el cocodrilo vuelve a estirarse.
Cocodrilo: ¡Todos están celosos de mí!
TERCER ACTO
Narrador: Así, el cocodrilo siguió exponiéndose al sol hasta que un día, su piel comenzó a resecarse. Al final el pobre terminó con escamas cuarteadas por el excesivo calor y el dorado que tanto le gustaba, fue reemplazado por tonos grises y marrones.
El cocodrilo entra en escena con una nueva piel, muy avergonzado.
Cocodrilo: ¡Oh no! ¿Qué le ha pasado a mi preciosa piel? ¡Este no puedo ser yo!
Se echa a llorar.
Cocodrilo: ¡Qué vergüenza presentarse así ante los demás! ¿Qué van a decir de mí? Oh, si tan solo no hubiera sido tan vanidoso.
Se escuchan voces viniendo y entra en pánico.
Cocodrilo: ¡Oh no! ¡Debo esconderme!
Se esconde detrás de unos matorrales en el río y vuelven a aparecer los pájaros y la rana, mientras el cocodrilo trata de pasar desapercibido.
Narrador: Y es por eso amiguitos, que hasta el día de hoy, el cocodrilo sale pocas veces del agua. Le avergüenza que lo vean con su piel curtida cuando antes era tan hermoso. Ya ven ustedes, que la vanidad no es buena consejera.
FIN
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