Todo comienza en una lluviosa noche de Abril, en la que Sonia veía el partido de futbol junto a la compañía de su padre, cuando de repente:
“Les informamos que debimos interrumpir el desenlace del partido para transmitir una información de suma importancia, siendo esta que hace pocas horas un paciente del hospital psiquiátrico logró escapar del recinto, por lo cual le recomendamos no salir de sus hogares, pues el trastorno del mismo está basado en la agresividad. Así mismo, hacemos saber que si llegan a tener alguna información del paradero de este hombre, comunicarse directamente con nuestra estación.”
Sonia: Padre, tengo mucho miedo de ese señor. Por favor, te lo pido, no salgas a trabajar esta noche, puede ser peligroso y te puede hacer daño si te lo topas en el camino.
Padre: No Sonia, no puedo hacer eso, sabes muy bien que trabajo como velador. Aparte, este mes ya he tenido dos faltas, dado que te enfermaste y tuve que cuidarte esos días. Si vuelvo a faltar y ahora por eso, será el paso final para que me despidan, entonces tendrás que vivir con tu madre mientras yo consiga otro trabajo.
Sonia: No padre amado, no quiero ir a vivir con mamá. Entiendo lo que dices, pero entonces te pido que tengas mucho cuidado hasta que llegues al trabajo.
Padre: Tranquila hija, no te preocupes, yo cerraré la puerta del trabajo hasta con cadenas. Pero todo, si me prometes una cosa… sea lo que sea que pase no te acerques a la puerta aunque oigas sonar el timbre, ¿está bien?
Sonia: Claro papito, eso haré pero y ¿si hay un incendio y me toca salir?
Padre: Bueno, ya lo sabes, hay unas copias de las llaves ubicadas sobre el refrigerador, pero estas solo las usarás en caso de alguna emergencia, de resto no tienes por qué mirarlas.
El padre salió al trabajo, como de costumbre y la pequeña de 10 años le asentó el beso de despedida a su adorado padre. Después siguió a su habitación, donde quería ver la televisión y saber más acerca de la terrible noticia del psiquiátrico, por lo que colocó el canal de noticias, en el que se pudo enterar que el desquiciado seguía suelto y era importante conseguirlo pues ahora parecía rondar la calle de los robles, justo la calle de su casa.
Fue entonces cuando el pavor de Sonia se hizo presente y no sabía qué hacer. Sin más, apagó el televisor e intentó dormir.
Nada funcionaba, el insomnio se apoderaba de Sonia…
A la mañana siguiente, en horas de las 10 el timbre, despertó a Sonia. Con miedo, la joven transito hasta la puerta de su casa y pregunto: ¿Quién es?
A lo que responden con vos varonil: Soy yo hija, papá. Sonia no creyó, por lo que volvió a su cuarto, mientras que de repente escucha la multitud de sirenas cerca de su casa. Vuelve a acercarse a la puerta y escucha: “Métanlo en la camioneta y devuélvanlo al hospital psiquiátrico, tápalo con una sábana para que nadie vea cómo quedó este señor”
Sonia, al subirse sobre un banco y mirar por la ventana, vio dos camillas en las que una estaba un hombre hablando incoherencias y en la otra camilla, un hombre sin vida con una esclava de oro característica, la de su padre, la cual se encontraba llena de sangre sobre su brazo.
¡Sé el primero en comentar!