Todo comenzó una tarde fría, mientras caminaba por una calle casi desierta, llena de neblina. Mi único compañero era el viento que parecía susurrarme al oído. Sentía miedo, no lograba ver casi nada, tan solo me preguntaba a mi misma: “¿Cómo rayos llegue a este lugar? Un lugar tan gélido y solitario. Recuerdo haber salido del colegio, rumbo a casa, tomando el camino de siempre, ¿cómo les posible que me perdiese en un sitio tan solitario?”
Seguí caminando, la neblina empezó a dispersarse y el viento trajo hacia mí algo, lo tomé del suelo. Era una entrada al teatro en primera fila, para un show de marionetas. Un fuerte ruido atrajo mi atención, levanté la mirada y pude ver un enorme teatroque antes no estaba ahí. Una voz anunciaba que el show iba a empezar.
Pensé en que sería buena idea entrar para pedir ayuda, vi a una gran multitud entrar con prisa e intenté llamar la atención de alguien, pero parecían no escucharme.
Empecé a desesperarme, estaba a punto de llorar cuando sentí una mano en mi hombro. Me di la vuelta y alcé la mirada. Era un hombre alto de piel blanca, llevaba un traje similar al de un director de circo pero totalmente negro, con sombrero a juego. Su cabello era oscuro, largo y algo ondulado.
Me preguntó si necesitaba ayuda, su voz era grave y ronca, le dije que estaba perdida y no encontraba la forma de llegar a casa, él sonrió y me pidió que lo siguiera. Fui tras él hasta una habitación, donde me pidió que lo esperara mientras se preparaba para su show.
Poco después salió. Su rostro estaba pintado con una figura similar a un rombo en su ojo izquierdo pero con las puntas más finas de cada lado, sus labios coloreados de negro, dando la impresión de que las comisuras eran más largas.
Me miró con una enorme sonrisa y me llevó hasta donde se encontraba el público. Me pidió que me quedara a ver el show, dijo que después me ayudaría a llegar a casa. Se fue.
Tiempo después todo se sumergió en la oscuridad absoluta, los reflectores iluminaron un gran escenario que tenía un enorme telón rojo, el cual poco a poco comenzó a elevarse, todo era silencio hasta que el telón se levantó por completo y el público aplaudió.
Él se encontraba en el escenario. Hizo una reverencia y emitió una tonada dulce Una tétrica caja musical empezó a sonar al mismo tiempo, él aún tenía esa enorme sonrisa en el rostro.
Las marionetas fueron apareciendo en el escenario, se veían comunes pero bailaban al son de la tonada con pasos casi humanos. Un sentimiento de angustia me invadió, sus ojos parecían mirarme fijamente, desvié la mirada y para mi sorpresa, no había nadie a mi alrededor. El miedo me sobrecogió , regresé la mirada hacia el escenario y las marionetas continuaban observándome fijamente, mientras poco a poco, mostraban su forma real. Intenté levantarme pero no podía, el horror y el pánico se apoderaron de mí por completo, al ver como una a una caían al suelo y se arrastraban de forma aterradora hacia mí.
Al caer, casi todas desfiguraron su rostro a uno más macabro, casi humano, miré hacia mi derecha y me encontré con montones de cadáveres descuartizados en vez de las personas que yo juraba haber visto en el público. Algunos tenían partes de la piel arrancada y esparcida por todas partes.
Grité.
Él solo sonreía y me miraba, disfrutando cada segundo de mi horror ante la escena, vi hacia abajo y me encontré con la figura de una joven de cabello largo marrón, arrastrándose hasta mi asiento. Ella se aferró a mis piernas soltando gritos de dolor, sufría por que le habían arrebatado parte de su humanidad, la sangre corría de su cuerpo .
Asustada, le di una patada para liberarme. El hombre, enfurecido por mi acción, se dirigió hacia mí. Sus manos como garras se clavaron en lo más profundo de mi garganta para finalmente tomarme por la mandíbula y separarla de mi cabeza, mientras desgarraba músculos y piel, y el sonido de mis gritos retumbaba por todo el lugar…
Ahora mi alma está atrapada en este horrible teatro. Jamás regrese a casa, estoy condenada a formar parte de este horrible show de marionetas por la eternidad.
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