En una era antigua, un buen rey empezó a pasear por todas sus tierras alrededor de una aldea en la que a su vez vivía un molinero con su hija. El rey, empezó a interesarse por ella y al enterarse el padre molinero, quiso mentir para darse importancia, diciendo que su hija era la más bella pero también era una mujer que convertía la paja en oro, al hilarla con una rueca.
Al escuchar esto, el rey quedo más enamorado y no lo dudo en llevársela al palacio donde él vivía. Después que estaban en el castillo, el rey ordenó que llevaran a la joven a una habitación completa llena de paja, donde a la vez se encontraba una rueca.
“Mujer, tienes hasta el alba para hacerme saber que lo que tu padre decía acerca de ti, de convertir la paja en oro”, si no lo haces serás desterrada de mi palacio”.
La joven empezó a llorar desconsolada y apareció un enano, quien le ofreció hilar la paja en oro si ella le daba su collar. Ella sin pensarlo, entregó su collar y en un abrir y cerrar de ojos tenía el enano el collar en sus manos. Toda la habitación empezó a brillar en oro.
El rey entró a la habitación y vio todo en oro, por tanto se quiso guiar por la avaricia, entonces replicó: Veremos si puedes hacer el mismo proceso de convertir todo en oro, en otra habitación a la que te llevaré donde hay mucha más paja que esta.
Ya la joven se encontraba totalmente desesperada, ya que sabía que eso sería imposible de cumplir, el enano ya no estaba, fue entonces cuando el enano apareció en una esquina y le dijo: ¿ mujer qué me darás si te hilo la paja en oro? Ella respondió: solo tengo una sortija para ofrecerte a cambio de ese gran favor.
Fue a la habitación y nuevamente, el enano comenzó a convertir todo en oro. Después que el rey entró, vió esa sorpresa de tener todo el oro teniendo la codicia de su lado, por lo que afirmó: repetirás lo mismo que has hecho en las dos habitaciones y si lo haces, sin duda serás mi esposa. Para él, ella era la mujer con esta dote que no encontraría en otra.
Al saber esto, la mujer seguía llorando sin saber que haría ahora. El enano volvió a salir en su frente y le dijo: ya sabes, qué me puedes dar a cambio si te hago lo que el rey pide? Ya no tengo nada que ofrecerte, dijo la joven pues ya de verdad te he dado todo a cambio de esto. Ok como no tienes nada, me darás tu primer hijo, dijo el enano.
La mujer aceptó ese trato y dijo dentro de ella: “quién sabe si de verdad pueda tener hijos”. Al entrar el rey, sus ojos brillaron y empezó a organizar la boda. Un año después se dieron cuenta que no podía tener hijos, fue entonces cuando su calma volvió y vivieron felices para siempre.
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