Había una vez un niño, a él le encantaba jugar, reír, compartir, leer, aprender, con tan sólo 8 años le encantaba muchas cosas. Pero había una cosa que adoraba y era dormir, parece que le gustaba mucho su cama esponjosa en la litera, además de dormir arriba en las alturas con buena vista a la ventana, la cual dibujaba un hermoso paisaje de estrellas cuando el cielo estaba despejado.
El niño se sentía contento por su habitación desde hace años. Pero un día se había dado cuenta que conforme pasaban los años un miedo crecía en él durante las noches. Algo extraño lo asechaba, noche tras noche crecía como el cada mañana, era un espectro que se alimentaba del miedo al no poder dormir del niño.
Un día este espectro se hizo tan fuerte que ya era como una presencia pura. Mientras dormía sintió que una presencia estaba en su habitación, en medio de la noche despertó y oyó que algo extraño estaba en la parte de debajo de su litera. Realmente era fenomenal y aterrador, pero sentía como las sábanas de la litera inferior se movían, como si alguien estuviera allí acostado justo debajo de él.
Ante este terrible y aterrador hecho, el niño sólo se le ocurrió gritar fuertemente. Todo estaba obscuro, no se le ocurría mirar hacia abajo, el miedo y algún presentimiento extraño que le decía que no mirara hacia bajo se lo impedía claramente. Luego de este alarido sus padres se dirigieron a su habitación, el se sentía aliviado al ver como la luz detrás de su puerta y pasos acelerados indicaban que estaba casi salvado.
Fue terrible saber para el que justo cuando sus padres abrieron la puerta los revuelcos que el espectro estaba causando desaparecieron cuando la manilla de la puerta de su habitación se abrió. El niño aterrorizado no quiso decirles a sus padres lo que sucedía, era inteligente y sabía que no iban a creerle lo que estaba sucediendo esa noche allí en su cuarto.
Faltaban un par de horas para amanecer, por lo que decidió esperar en su cama sentado para luego levantarse e ir a su colegio. El comportamiento del niño fue cambiando y los padres lo notaron, por lo que decidieron prestarle un poco más de atención a la hora de dormir. En la segunda noche el se sentía nervioso, porque sabía que esta cosa iba a aparecer con mucha más fuerza.
Realmente debían darle un premio por adivino. Esa misma noche muy tarde en la madrugada le despertó la misma presencia, pero un poco más fuerte, esta vez podía escuchar gemir al espectro, además de oír sus respiraciones muy cerca de él. Los padres estaban detrás de la puerta escuchando los gemidos, pero creyeron que era el niño sumergido en alguna pesadilla.
El niño pasa la noche en vela, cree que debe permanecer despierto para que esta cosa no le haga daño. Realmente parece tener razón, sabe que al llegar el amanecer el mismo desaparece. En medio de la mañana se le ocurre hacer una gran idea, sacar el colchón de su litera inferior y ubicar todos sus juguetes encima de ella.
La madre del niño entra al cuarto y ve el hecho, le sorprende y le pregunta el porqué está moviendo las cosas de su cuarto. El simplemente evita decirle la verdad y le dice que está haciendo su propia oficina, siendo el su propio jefe de negocio en la habitación de sus sueños. La madre le pareció muy encantador de su parte y decidió dejarlo en paz.
Con esto, el niño había conseguido quizás, el logro más importante para él, hacer que el Espectro no tuviera donde dormir. Sabía que el lecho donde reposaba y crecía cada noche era su cama inferior en la litera. Pero lástima que no había alguien que le dijera al pequeño que fue una mala idea realizar la pequeña mudanza, ya que esto sólo desencadenaría una serie de hechos de los cuales se arrepentiría para siempre.
Al llegar la noche, se sintió seguro de poder dormir. Era increíble pero pudo hacerlo hasta más tarde…
2 AM
3 AM
4 AM y el reloj se detiene…
Es aquí cuando se despierta y siente de nuevo la presencia, pero esta vez demasiado cerca, la piel se le eriza mientras se da cuenta que el espectro está justo detrás de él. Lo más terrorífico para él ha sido saber que no puede escaparse de sus garras, los brazos del Espectro están rodeando su cuello como si lo estuviera abrazando.
Poco a poco se dio cuenta de que era imposible correr, sabía que esa cosa podía alcanzarlo, quería tirarse desde la litera e ir con sus padres. El tiempo pasaba lento en el regazo del monstruo, el vio la esperanza con cada minuto que pasaba, sabía que llegaba el amanecer y vería de nuevo la libertad. Pero no fue hasta las 5:30 AM cuando se dio cuenta que el espectro que lo sujetaba se estaba metiendo en la pared que estaba detrás de él y también estaba llevándoselo a él.
Su cuerpo se volvía helado, no sentía la espalda y era porque estaba detrás de la pared parte de ella ¡El monstruo intentaba llevárselo! A lo que el notó que se estaba materializando en una dimensión muerta luchó por escapar, se sujetó de su cama para que el Espectro de la pared no se lo llevara. El espectro estuvo a punto de llevárselo cuando finalmente salió el primer rayo de luz y conforme a ello desapareció.
Desde ese día el niño ha tenido la grandiosa idea de colocar la litera justo en el centro de la habitación, ya no le importaba tener la vista a la ventana. Fue una suerte para el tener esta idea, el Espectro de la pared ya no podía alcanzarlo. Sin embargo, noche tras noche sentía esa presencia perturbadora que esperaba que se acercara para llevárselo al inframundo.
Pasó un año y los padres deciden intercambiar de habitación con el niño. Extrañamente 1 semana después los padres deciden mudarse, nunca le explicaron al niño el porqué, pero ya se imaginaba la razón. Fueron víctimas del Espectro de la pared.
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