Descripción: Todos los días, Jonás espera en el viejo faro a que su hijo regrese del mar. Pero en el fondo su esperanza es pura ilusión.
Personajes: Jonás, Bastián, Doña Leonor
PRIMER ACTO
En lo alto de un viejo faro vive Jonás, un marinero que todos los días se sienta en su mecedora para manipular la luz de la construcción. Desde allí, apunta con la luz hacia el horizonte en la escenografía, contemplando el mar inmenso que se refleja en ella.
Jonás: Una luz, siempre debe haber una luz para cuando regreses… hijo mío.
Entra en escena una mujer madura y vestida de forma sencilla. Trae un plato de sopa en las manos y lo mira con lástima.
Doña Leonor: Jonás, es hora de comer, le traje algo.
Jonás: Estoy vigilando el faro. Mi hijo está en camino a casa.
Doña Leonor suspira.
Doña Leonor: Jonás, Bastián no regresará. ¿Ya lo olvidó? Trajeron su cuerpo hace un año… lo enterramos a un lado de la playa, cerca de la cala que amaba. Siempre fue un buen marinero como usted.
Jonás la mira como si no supiera de lo que está hablando.
Doña Leonor: Tiene que dejar ir esa obsesión, por favor. Resígnese. Aun tiene mucho por lo que vivir.
Jonás: Por supuesto, debo permanecer aquí para darle la bienvenida cuando vuelva.
Doña Leonor: Pobre hombre. (Le acerca el plato de sopa). Tome, coma algo.
Jonás comienza a comer sin emoción, mientras Doña Leonor niega con la cabeza.
Doña Leonor: Algún día Jonás, algún día podrá ser libre de toda esta vana ilusión.
SEGUNDO ACTO
Sentado como siempre en el faro, Jonás recuerda el día en que vio a su hijo por última vez.
Jonás: Bastián, hijo mío. Si supieras cuanto te echo de menos…
En escena, entra un joven vestido de marinero y con una enorme sonrisa en el rostro.
Bastián: Papá…
Jonás: ¡Bastián! Bastián, estás aquí hijo mío.
Jonás se levanta de su mecedora y lo abraza con cariño.
Bastián: He de irme, papá. En el barco me esperan.
Jonás: ¿Qué? No, Bastián… acabas de regresar, hijo. No otra vez, por favor…
Bastián: Papá, ¿no lo entiendes? No pueden partir sin mí, he esperado para hacer este viaje toda mi vida. Adiós, papá. Ya nos volveremos a ver.
Jonás: Jonás, por favor no te vayas.
Bastián sonríe.
Bastián: Todo estará bien, papá. Lo prometo.
Bastián camina lentamente fuera de escena, mientras Jonás trata de detenerlo en vano.
Jonás: ¡No! Bastián, no, por favor, regresa… regresa, hijo…
Jonás se derrumba en el suelo, llorando desconsoladamente. La iluminación del escenario cambia para enfocarlo solo a él.
TERCER ACTO
Doña Leonor sube al faro como de costumbre, entrando en la habitación de Jonás. Lo descubre en su mecedora, apaciblemente dormido.
Doña Leonor: Jonás… Jonás, despierte. Le traigo el desayuno.
Doña Leonor deja la comida en una repisa y va hasta él para sacudirlo suavemente.
Doña Leonor: ¿Jonás?
Cuando Jonás no responde, ella emite un grito ahogado y deja de tocarlo, comprendiendo lo que sucede: el marinero ha muerto.
Doña Leonor solloza suavemente y se cubre la boca con las manos.
Doña Leonor: Ay, querido Jonás… al menos ahora podrás reunirte con tu hijo.
FIN
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