Había una vez una vez una familia que vivía en una comunidad lejana del bullicio de la ciudad y que se dedicaba a trabajar en el cuidado de los animales de la granja y el cultivo de su parcela.
Juan era el jefe de la familia, el salía de su casa muy temprano para ir su parcela y Luisa se quedaba al cuidado de sus animalitos y su hijo.
Un día como cualquier día Luisa termino de alimentar a los patos, pollos y pavos durante tiempo en que su bebé todavía dormía, cuando termino fue al cuarto de su hijo que ella dejó durmiendo en una amhaca y se llevó una gran sorpresa y susto a la vez, el bebé no estaba, corrió por todos lados en s ue de seguro se lo habían robado, quiso meterle miedo mas del que ya tenia, pero no desistieron y continuaron la búsqueda casi caída la búsqueda casi caída la tarde regresaron tristes y desconsolados por no encontrar a su hijo.
Luisa entro al cuarto de su hijo y su hijo y cual fue su sorpresa que el bebé estaba profundamente dormido en el lugar donde ella lo había dejado.
Al ver a su hijo ahí comenzó a gritar de felicidad y al escuchar los demás los gritos corrieron al cuarto para ver que en el techo de su casa había una huellas de manos esqueletadas, a lo cual pensaron que un mal espíritu jugo con el bebé.
Pasado varios días se percataron que las huellas se borraron y apareció una luz brillante que se enciende cada vez que el bebé duerme.
Desde entonces Luisa y juan vigilan que la luz este encendida porque ella cuida de su bebé.
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