Descripción: Marcela es una chica que tiene problemas de sobrepeso y una madre que la humilla. Esto le hará tomar una terrible decisión.
Personajes: Marcela, Mamá, Modista
PRIMER ACTO
Marcela se encuentra en la cocina de su casa, vaciando el refrigerador. Es una chica gordita y que parece muy angustiada. Toma un recipiente con pasta, lo abre y sin más, comienza a comer de él con las manos.
Marcela: Que hambre tengo… no puedo parar…
Entra en escena una mujer delgada y bien vestida, que la mira con espanto.
Mamá: ¡Marcela!
Marcela (asustada): ¡Mamá!
Mamá: ¿Se puede saber que estás haciendo? ¡Mírate nada más, pareces una puerca!
Marcela deja a un lado la pasta y se limpia la boca con las manos, avergonzada.
Mamá: ¡Por eso es que nunca bajas de peso! ¡Mírate, estás gorda! ¡Pareces una ballena!
La agarra del brazo violentamente.
Mamá: ¡En este instante nos vamos a la prueba de tu vestido!
Marcela: Pero mamá… ya te dije que no quiero ir a la boda de mi hermana…
Mamá: ¡Pues tienes que ir! Aunque me da vergüenza llevar a un barrilito como tú… ¿qué va a decir la familia? ¡Vámonos!
La arrastra fuera de escena.
SEGUNDO ACTO
Marcela se encuentra ahora subida en un taburete. Una modista trata de hacerle entrar un vestido negro y muy anticuado, con mangas y nada de escote.
Modista: Ay señora, no puedo cerrarle el vestido, parece que la niña engordó un poquito.
Mamá: ¿Por qué no me extraña? ¿Cuándo vas a hacer algo bien, Marcela? Tanto que pagué en este vestido para que a la mera hora no te quede… mira, hasta mande ponerle más tela para ocultar esos brazos horrendos y flácidos. Eres un desastre, pareces una vaca.
Marcela (angustiada): ¡¿Por qué siempre tienes que tratarme tan mal, mamá?! ¡A veces parece que ni me quieres!
Mamá: Pues sí, no te quiero. Me hubiera gustado tener otra hija hermosa como tu hermana.
Marcela: ¡Pues te vas a arrepentir!
Marcela se baja del taburete y se va llorando.
TERCER ACTO
Marcela se sienta en el comedor frente a un pastel enorme de chocolate y cerezas. Lo mira con asco y luego se ve a sí misma con el mismo sentimiento. Al lado del pastel hay un empaque de veneno para ratas y una taza de café.
Marcela: Nunca me has querido, mamá… siempre te has avergonzado de mí. Pues bien, ha llegado la hora de cumplir con tu sueño. Este es el último pastel que me como… y la última vez que tú y los demás me hacen daño.
La chica tira del pastel hacia sí y comienza a comérselo con las manos, sin control. Lágrimas caen por sus mejillas.
Marcela: ¡Tú me hiciste esto, mamá! ¡Tú me hiciste esto! ¡Ojalá que sufras, que el remordimiento acabe contigo!
Marcela se atraganta con el pastel, comiendo cada vez con más desesperación.
Marcela: ¡Te odio, mamá! ¡Te odio!
Un espasmo se apodera de su cuerpo, mientras lucha por respirar. Tiene el rostro lleno de dulce, pero sus ojos están desencajados y le cuesta recuperar el aliento. De repente, la joven se desvanece en la silla y cae al suelo, sin vida.
No volverán a lastimarla.
FIN
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