En un pueblo muy lejano, vivía una jovencita con su madre, a la cual todo el mundo llamaba caperucita, su casa se ubicaba en el pueblo; un lugar feliz y muy tranquilo a diferencia del bosque que se encontraba en los limites del pueblo.
Se dice que existen criaturas aterradoras, que solo los mas valientes se atreverían a entrar, pero existe un camino seguro por el cual los habitantes del pueblo transitan, y es por donde caperucita y su madre usan para llegar a la casa de la abuelita.
— Caperucita, busca tu capa, ya es hora de que vayas a la casa de la abuela — Dijo la madre de caperucita.
— Si mamí, aquí la tengo — Dijo caperucita muy alegre.
— Ya sabes, con mucho cuidado, sin hablar con extraños, y sobre todas las cosas no te desvíes del camino corazón — Dijo su madre con severidad.
— Claro mamí, me voy adiós —
Caperucita salio de su hogar cantando feliz ya que iba a ver a su abuela, quien se encontraba enferma y muy débil para visitar el pueblo, como siempre caperucita tomo el camino habitual, el mas seguro para atravesar el bosque.
No paso mucho tiempo cuando la niña comenzó a distraerse con las flores, los arboles, las mariposas, y uno que otro conejo que pasaba por ahí.
— ¡Niña! — Dijo un conejito — El bosque es muy peligroso para una niña como tu, hay criaturas muy malas que pueden hacerte daño.
— Buenos días señor conejo, no se preocupe, tan solo voy a la casa de mi abuelita, le prometí a mi mama no distraerme —
Caperucita continuo su camino pero esta vez intento centrarse hasta que algo la aturdió.
— ¡Hola linda jovencita! ¿Que haces tu tan sola en un bosque tan peligroso? — Dijo el lobo.
— ¡Hola señor lobo! me dirijo a casa de mi abuelita enferma, le llevo algunas cosas ya que vive sola y debido a su enfermedad no puede ir al pueblo sola — Dijo caperucita.
— Que triste dulce niña, ¿Hay algo en que pueda ayudarte? — Pregunto el lobo.
— No se preocupe, muchas gracias pero estaré bien —
— ¿Donde vive tu abuelita? si quieres puedo acompañarte — Ofreció el lobo.
— En el centro del bosque, pero si sigo este camino llegare pronto — Aseguro caperucita.
— Yo conozco un camino mas corto dulce niña, que te parece si te lo muestro — Ofreció el lobo.
— ¿Si? eso seria muy bueno, ya me siento un poco cansada, pero mi mama me dijo que siguiera el camino habitual, no quiere que me pierda —
— Patrañas niña, no te perderás, te aseguro llegaras mucho mas rápido que yo, de hecho porque no te vas por el camino que te indico, y yo tomo el camino habitual, de esta manera me aseguro que llegues sana y salva, en caso de llegar primero que tu prometo ir a buscarte inmediatamente — Prometió el lobo.
— Me parece una idea fantástica, muchas gracia señor lobo — Caperucita acepto, el lobo le indico el atajo a la casa de la abuelita, tan pronto como caperucita entendió las indicaciones marcho hacia su destino.
— Ahora vamos hacerle una visita a la abuela — Dijo el lobo estallando en risas macabras.
En un lugar remoto del bosque…….
— Estoy muy cansada, creo que el señor lobo se equivoco en darme esta dirección, creo que siguiendo el camino habitual ya habría llegado —
Caperucita continuo por el camino boscoso hasta que pudo divisar al casa de la abuelita.
— Por fin he llegado, mi abuelita estará feliz — Dijo caperucita corriendo hasta la puerta de la casa de su abuela.
— Abuelita, abuelita, soy yo caperucita roja, he traído muchas cosas para ti —
— Adelante hija pasa, estoy muy indispuesta para levantarme, la puerta esta abierta, solo gira el cerrojo — Dijo la abuela.
— Bueno Abuelita, como te encuentras, creo que la medicina no te esta ayudando tu voz esta rara —
— Si bueno que te puede decir querida, a esta edad no se le puede exigir mucho al cuerpo, y si estoy algo ronca, pero ya se me pasara, ven acércate — Dijo la abuela desde su cama.
— Abuelita no puedo verte bien, encenderé una vela — Caperucita tomo una enorme vela y la coloco en la mesita de noche de su abuela — ¡Abuelita, pero que ojos tan grandes tienes! —
— ¡Son para verte mejor querida! —
— ¡Y tus orejas están más grandes tienes! —
— ¡Para oírte mejor querida! —
— ¡Qué manos más grandes tienes!
— ¡Para abrazarte mejor! —
— ¡Qué nariz más grande tienes! —
— ¡Para olerte mejor! —
— ¡Y tus dientes están más grandes —
— ¡Para comerte mejor querida! — Caperucita grito con todas sus fuerzas pero el lobo la había atrapado, y la engullo de un bocado.
Muy cerca de la casa se encontraba un joven leñador que escucho los gritos de la joven, le tomo algo de tiempo hallar la fuente de los gritos ya que estos duraron poco tiempo.
— Que cosa tan rara, quien estaría pidiendo auxilio, hay lobos cerca, no me sorprendería que uno de estos este atacando a algún mal afortunado —
Luego de caminar un poco mas pudo divisar la cabaña de la abuela, todo parecía estar en calma, mucha calma para el gusto del leñador, se dispuso a explorar el área, no había nada sospechoso hasta que se asomo por la ventana.
Un enorme lobo se encontraba tomando la siesta, su panza era enorme, el leñador pensó lo peor, como pudo rompió la cerradura para encontrar sobrevivientes.
Pero unos ruidos lo alertaron, ruidos provenientes de la panza del lobo, se le ocurrió una idea, tomo unas enormes tijeras que pertenecían a la abuela y abrió la panza del lobo.
— ¡Oh! muchas gracias joven, no se como pagarle — Dijo la abuela
— Ese malvado lobo me engaño — Dijo al caperucita.
— Vengan conmigo, hay que darle una lección al lobo — Dijo la abuela saliendo de la casa.
Entre todos tomaron varias rocas y las llevaron a la casa, las depositaron en la panza del lobo y la abuelita tejió nuevamente el estomago de la bestia.
El leñador tomo al lobo y lo expulso de la casa enviándolo muy, pero muy lejos, el lobo ni cuenta se dio.
Esa misma noche el lobo tenia mucha sed, se dirigió al rió mas cercano para tomar algo de agua, pero se sentía mareado ademas de sentir una gran sensación de peso, pensó que las mujeres le habían caído mal, cuando se inclino a tomar agua el lobo se resbala y termina siendo arrastrado por la corriente, nunca mas se supo del malvado lobo feroz.
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