La madre de agua es un espíritu que aparece en las lagunas y ríos. Se destaca por su hermosa apariencia y busca la compañía de los niños, quienes le encantan por sobre todas las cosas. Pero cuidado, porque aunque parezca una presencia solitaria e inofensiva, dejar que los más pequeños se acerquen a ella es algo muy peligroso.
Su origen se encuentra en una leyenda trágica y curiosa.
Cuentan que hace mucho tiempo, en la época de las colonias, una joven de procedencia española llegó a instalarse en América junto con su padre, el cual era un hombre de carácter férreo y bastante celoso. Difícilmente la dejaba salir de casa como no estuviera acompañada por una de sus ayas y constantemente, le advertía que no la quería ver cerca de ningún hombre.
Aun así, la muchacha no pudo evitar enamorarse de un joven indígena, al que vio un día mientras se aproximaba a la iglesia del brazo de su nana. Su porte noble y su piel morena le llamaron la atención, pero fue su mirada oscura y sincera la que terminó de arrebatarle el alma.
Ambos comenzaron a romance furtivo, que por algún tiempo logró esquivar las sospechas del padre.
Sin embargo, las cosas empeoraron cuando la joven se enteró de que estaba embarazada. Ella amaba a su hijo y quería tenerlo con desesperación, pero sabía que su padre no aprobaría la idea de criar a un niño mestizo. Mucho menos de casarse con alguien a quien consideraba inferior.
De alguna manera, ella se las arregló para ocultar su embarazo bajo vestidos de cintura amplia, evadiendo las sospechas de su progenitor y esperando poder escapar con su enamorado.
Cuando le llegó el momento de dar a luz, tuvo un hermoso bebé de piel canela al que acunó con cariño. Pero su padre, intrigado por los lloros del niño, irrumpió en su habitación hecho una furia y se lo arrebató. Se fue con el pequeño a una charca muy honda y allí lo ahogó ante las suplicas desesperadas de su madre.
También mató al pobre pretendiente de su hija; indignado al ver su casta indígena, en el mismo lugar.
La joven, sintiéndose morir, se arrojó a las aguas para intentar salvar a su familia e terminó ahogándose con ellos. Desde aquel día, los lugareños comenzaron a ver como una hermosa mujer de ojos azules emergía de la laguna, toda envuelta en un halo de luz.
Sin embargo, se trataba de un ánima vengativa que buscaba retribución por lo que le había ocurrido en el pasado.
Siempre atraía a los niños pequeños con su voz melodiosa y su dulce aspecto, para que se metieran en el agua con ella. Dicen que solo así creía que podría compensar a ese bebé que había perdido.
A partir de ese momento, la gente comenzó a cuidar mucho a sus niños, para que no se acercaran solos a la charca.
Y así es como ha perdurado hasta nuestros días, el mito de la madre de agua.
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