Navidad es una época para compartir, llena de alegría y felicidad. Por desgracia, no todas las familias corren con la suerte de tener unas fiestas pacíficas y hermosas como debe ser. Esta temporada también esconde sus propios secretos oscuros y uno de los más terribles, es el que le ocurrió a la familia Edith en Londres, allá por el año de 1980.
Todo en casa se encontraba listo para pasar unas navidades geniales. El árbol había sido puesto y decorado con esferas y luces de todos los colores. Los regalos esperaban envueltos debajo de él, listos para ser abiertos la mañana del 25 de diciembre. La madre cocinaba un enorme pavo en el horno, cuyo olor abría el apetito de su esposo y su hijo Laurie, el único que tenían y con siete años de edad. Los villancicos resonaban por su hogar con una cálida melodía.
De pronto, la televisión interrumpió el especial navideño que transmitían para enterarles de una devastadora noticia:
—A todos los televidentes, les pedimos extremen precauciones en casa esta noche, pues nos acaban de informar que un peligroso reo ha escapado de la prisión —dijo el presentador en pantalla—. El sospechoso va vestido con un traje de Santa Claus y debía cumplir una condena por asesinato múltiple. Si lo ven, favor de mantener sus distancias y avisar a la policía, pues es muy peligroso…
El padre apagó la televisión mientras su esposa lo miraba preocupada.
—No hay nada que temer, todas las ventanas y las puertas están cerradas —dijo él, tratando de aligerar la tensión—, vamos a cenar en familia y mañana por la mañana, tendremos mejores noticias.
Se sentaron los tres a degustar el delicioso pavo con relleno que la madre había preparado y dieron las gracias por estar juntos. Luego, mandaron a Laurie a dormir temprano para que pudiera levantarse temprano a abrir sus regalos. Todos se fueron a acostar.
El reloj marcó la medianoche. Unos ruidos en la chimenea despertaron al niño, quien emocionado saltó de su cama, creyendo que sería Santa Claus. Al bajar las escaleras, vio a un hombre vestido con un sucio traje rojo y lleno de nieve, que le obsequió una sonrisa perturbadora. Laurie se dio cuenta de que algo andaba mal. Su madre apareció de repente, empujando al intruso.
—¡Corre, Laurie!
El niño no vio como el asesino le cortaba el cuello a la mujer, haciendo que muriera desangrada al instante. Fue directo a esconderse en el armario.
Al subir a buscarlo, el padre salió para enfrentarse con el criminal, quien le rebanó la cabeza con el hacha que traía en la mano, emitiendo una risa macabra.
—Jo jo jo, ven a saludar a Santa, Laurie —cantaba, al acercarse al armario.
Aquella noche, los vecinos escucharon un grito infantil aterrorizado que los despertó de su sueño. Cuando la policía llegó no había nada que hacer: los padres y el niño habían sido descuartizados, y el asesino había huido. Antes había tenido el escabroso detalle de envolver sus restos y dejarlos bajo el árbol como un escalofriante obsequio.
Hola! Me pregunta si puedo subir tu creepypasta a mi canal de youtube claro dándote créditos 🙂
Callate gilipollas
me gusto mucho la historia l