Era una noche fría en las desoladas de la gran ciudad, una niña solitaria intentaba vender como cada día sus cerillos, su padre la enviaba a vender los cerillos todos los días, sola deambulaba por la enorme ciudad, desamparada a merced de los peligros que representaba para cualquier persona permanecer fuera, tanto por el clima como la delincuencia.
Ya había sido víctima de abusos y castigos por parte de otras personas, en ocasiones le era arrebatado el dinero que recaudaba con la venta de cerillos, esos días su padre la castigaba, golpeaba y la deja sin comer ese día.
Camino por largo tiempo, el frio azotaba con más fuerza y comenzaba a nevar, las personas se encontraban haciendo sus diligencias propias de los días festivos, la navidad se acercaba y las multitudes corrían de un lado para otro para derrochar fortuna en objetos que desecharan rápidamente, pero ella quería formar parte de una de esas familias.
Para su mala suerte había perdido las zapatillas al esquivar un auto, no logro encontrarlas entre tanta nieve, las zapatillas eran de su madre y le quedaban enormes, tuvo que continuar descalza caminando sobre la nieve.
Intento vender sus cajas de cerillos pero nadie compro ese día, había días duros donde no vendía nada como hoy teniendo que aguantar su hambre y espera que el día siguiente mejorara la situación, no obstante a pesar de todo lo malo siempre tuvo el deseo de encontrar un buen hogar, para nunca sentir más fríos ni hambre, ella quería ser feliz.
Llevaba un rato caminando, el frió era insoportable, sus pies dolían mucho de tanto caminar por la nieve la cual le había dejado varias lesiones, decidió buscar cobijo en un callejón, no quería regresar para que su padre la golpeara por no vender los cerrillos, además su casa no solo tenía un techo para resguardarla de la nieve, no había cobijo de otro tipo.
Encontró una enorme caja que al parecer era usada por algún vagabundo de la calle, aprovecho para resguardarse de la nieve pero aun tenia frio, aun tenia todos sus cerillos.
Uno a uno fue encendiendo los cerillos, para sentir su calor, mientras terminaba con los cerillos de una caja, tomaba otra, imagino como serían las cosas si su abuela viviera, la única persona en el mundo que la quería pero que partió muy pronto para la pobre niña.
Una estrella cayó del cielo, señal de que una persona moría, o eso era lo que su abuela le comento alguna vez, para su sorpresa, su abuela apareció, muy sorprendida pero feliz, tomo su mano y se dejó llevar.
Justas se dirigieron a un hermoso lugar donde no habría más frio, no habría más hambre, ni mucho menos alguien que la maltratara, se dirigían al reino de los cielos.
Por la mañana siguiente el cuerpo de la niña fue encontrado en la nieve
«Cuando una estrella cae, un alma se eleva hacia el cielo con Dios»
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