Descripción: La noche de Navidad, una niña vaga por las calles vendiendo cerillas. En medio del frío, enciende una de las cerillas para calentarse y algo extraordinario sucede.
Personajes: Cerillera, Abuelita, Policía 1, Policía 2, Dama, Caballero
PRIMER ACTO
Se abre el telón, mostrando en su escenografía una ciudad europea en invierno. Una niña pequeña y vestida con harapos entra en escena, temblando y sosteniendo una caja de cerillas.
Cerillera: Cerillas, por favor, compren cerillas.
Un caballero bien vestido y con sombrero de copa entra por el lado opuesto del escenario.
Cerillera: ¿Quiere cerillas, señor?
Caballero: No, no, llevo mucha prisa, criatura. (Se aleja apresurado).
Cerillera: Cerillas, lleven cerillas…
Una mujer enfundada en un abrigo de pieles entra en escena, con la nariz levantada arrogantemente.
Cerillera: Señora, ¿me compra unas cerillas?
Dama: No, ¡y quítate del camino! (Se retira presuntuosamente).
Cerillera (triste): Nadie me compra cerillas, no puedo volver a casa sin dinero. No me dejaran entrar. (Se frota los antebrazos, tiritando). ¡Hace tanto frío!
La niña toma una cerilla y la enciende, mientras las luces se apagan. Al levantar el fósforo, un rincón del escenario se ilumina, mostrando una enorme chimenea con una hoguera muy confortable.
Cerillera: ¡Oh, que rico está el fuego!
La pequeña se acerca para calentarse, pero en ese instante, la cerilla se apaga y todo vuelve a la normalidad. Temblando, vuelve a encender otra cerilla y las luces se apagan de nuevo…
Ahora la cerilla ilumina una espléndida mesa, llena de frutas, pasteles, dulces y un pavo navideño recién sacado del horno.
Cerillera: ¡Cuánta hambre tengo! ¡Oh no, no, se apaga la cerilla!
Volvemos a ver el escenario como lucía desde el principio y la niña, con desesperación, enciende una tercera cerilla. Esta vez, la ciudad desaparece para mostrar un árbol de Navidad enorme, decorado con grandes esferas de colores y obsequios debajo de él. La cerillera intenta acercarse… hasta que la cerilla se apaga, devolviéndola al frío de las calles.
Tratando de darse calor, se sienta en el suelo, encogiéndose.
Cerillera: Abuelita, si tan solo estuvieras aquí…
La niña enciende una última cerilla y la penumbra vuelve al escenario. Una anciana de cabellos blancos entra en escena, sonriendo.
Cerillera: ¡Abuelita!
Abuelita: He venido por ti, mi niña. No más hambre, ni frío para ti. Toma mi mano.
Cerillera: ¿A dónde vamos?
Abuelita: Vamos a un lugar maravilloso, donde no existe el sufrimiento. Ahí estaremos juntas, por toda la eternidad.
Sonriendo, la pequeña toma la mano de su abuela, tirando la cerilla al piso y saliendo con ella de escena. La cerilla vuelve a apagarse y el escenario se queda a oscuras.
SEGUNDO ACTO
Dos hombres vestidos como policías del siglo XX, entran en escena, impresionándose al ver a la pequeña cerillera sentada en la nieve. No se mueve pero tiene una sonrisa de paz en el rostro.
Policía 1: Niñita, ¿qué haces aquí con este frío?
La cerillera no contesta. El otro policía la toca y niega con la cabeza.
Policía 2: Está muerta.
Policía 1: Qué espantoso, pobre pequeña.
Policía 2: ¿Por qué crees que sonría?
Ambos se miran con tristeza.
Policía 1: Seguramente porque ahora está en un lugar mejor, donde no volverá a pasar hambre ni frío. Dios la tenga en su gloria.
FIN
muy buena me encanto