Esta es la historia de dos gemelas llamadas Alexia y Alexandra que viven en una casa en el bosque con sus padres, no tienen policía ni gente a kilómetros. Ellas mientras que dormían sentían como si no estuvieran solas, algo las observaba en las sombras, no sabían qué o quién era. Ellas estaban muy asustadas, no sabían qué hacer, así que solo cerraban los ojos y se tapaban enteras con la manta. Una mañana decidieron decírselo a sus padres porque ya no aguantaban más, pero ellos no se lo creyeron y les dijeron “solo es fruto de vuestra imaginación». Ambas pensaron que a lo mejor si era fruto de su imaginación, así que no le dieron mucha importancia.
Al caer la noche, Alexia y Alejandra terminaron de cenar, se lavaron los dientes y fueron a darles las buenas noches a sus padres. Cuando estaban en la cama apagaron la luz y se quedaron calladas un rato, hasta que Alexandra dijo:
—Oye, Alexia, ¿notas como que nos observan de nuevo?
—Sí, pero mamá y papá dicen que es fruto de nuestra imaginación.
—¿Tú piensas que es fruto de nuestra imaginación?
—La verdad que no, pero prefiero pensar eso a pensar que hay algo o alguien observándonos.
—Sí, es verdad.
Pasó un rato y no podían dormir, estaban en silencio para ver si escuchaban algo. De repente, ven la sombra de un señor. Era un señor alto, todo negro porque era una sombra con un sombrero.
Ellas se asustaron mucho e hicieron lo que la ultima vez: cerrar los ojos, taparse hasta arriba con la manta y quedarse muy calladas. A la mañana siguiente decidieron no decírselo a sus padres pues sabían que no les iban a creer.
Cuando los adultos salieron a comprar la cena, ellas se quedaron viendo la tele. De pronto escucharon un ruido arriba y fueron a mirar.
Entraron en su habitación y vieron… vieron a su muñeca favorita movida de sitio. Estaba sentada en una mecedora, columpiándose y mirando hacia la ventana. Ellas se asustaron y bajaron corriendo al sofá, donde se taparon con la manta continuaron mirando la la tele, intentando olvidar lo que habían visto hasta que regresaran sus padres.
Después de cenar tenían miedo de dormir en su habitación. Cuando estaban en la cama con la luz apagada, notaron lo de todas las noches, que alguien o algo las observaba. A pesar de todo, intentaron dormir. Recién lo habían conseguido cuando les despertó un fuerte ruido.
—¡¿QUÉ HA SIDO ESO?! —preguntaron a la vez.
Asustadas, se miraron, se dieron la mano y se metieron debajo de la manta. Escucharon pisadas moviéndose por su cuarto, pero no pisadas grandes si no pisadas pequeñas. Querían pensar que eran sus gatos pero por más que lo pensaban no se convencían, así que Alexia decidió apartar un poco la manta para ver.
Al destaparse vio a su muñeca moviéndose, jugando y riéndose. Ella se asusto y se volvió a cubrir.
—Es nuestra muñeca, se está moviendo —dijo en voz muy baja, para que no las escuchara la muñeca.
—¿En serio?
—Sí, mira, asómate.
Alexandra se asomó, vio a su muñeca y…
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