Personajes
Ana
Ana, era una mujer que había guardado, una gran cantidad de objetos de recuerdo, entre ellas la primera carta de su primer amor, a pesar de que éste le rompió el corazón, dado que el chico la dejó por otra mujer.
Sin embargo, ella seguía leyendo las cartas, de forma de recordar lo que se sentía tener a alguien a su lado, este romance que duró seis meses, fue lo mejor que pudo vivir y que ha permanecido a través de los recuerdos.
Ana: Cada carta, significa para mí, una forma de escapar de la realidad y volver a sentir esa experiencia amorosa que rescata toda esta habitación, donde están almacenadas.
-A veces leo párrafos donde los momentos se hacen presentes y las sensaciones las vuelvo a percibir como si fuesen parte de la realidad actual.
Ella, no solo tenía recuerdos de su primer amor, sino que también conseguía constantemente, regalos profundos, de sus amigas que en la actualidad no veía o que ya no lo eran, así como recuerdos de sitios a los cuales, no volvió a visitar.
Ana: La soledad, siempre ha estado conmigo, incluso en este gran hogar y después de mis 80 años, no me quedan más que gratos recuerdo, recuerdos pasados que no volverán a ser parte de una realidad. Pero, ¿cómo que no regresarán? Si cada recuerdo puedo hacerlo llegar a cada persona.
La gente no comprendía a qué se refería Ana con esta frase que había mencionado. Sin decir a nadie, volvió a cada uno de los lugares a los cuales pertenecían sus recuerdos, sin que nadie pudiera predecir dónde se encontraban.
Con cada recuerdo devuelto a su origen, Ana se sentía más y más satisfecha, dejando que todo se volviera a la felicidad, tal y como ella lo estaba planeando.
Ana: Por último, tengo pensado entregar las cartas de ese primer amor, de forma de averiguar dónde vivirá mi primer amor. Me sentaré en esta pequeña casa con rosales en el jardín.
Decidió tocar el timbre de esa casa y quedó asombrada al ver que quien abría la puerta era el hombre que un día amo con locura y pasión.
Ana: Te entregó estas cartas y susurrándole al oído le dijo: quiero ser libre, libre de estos recuerdos que tanto amor me han inspirado por años, buscando alejarme de todo lo bueno que solo permanecerá como un recuerdo y nada más.
Vendió la casa y se fue a vivir a la ciudad, donde después de entrar a la tercera edad, se encontró con el mismo señor amor de su vida, extendiéndole sus manos con cartas, cartas escritas por ella durante su noviazgo y que él guardaba con mucho anhelo, sin dar ninguna explicación.
Los pensamientos y las manos de ambos se unieron, tratando de reconocer el amor del uno sobre el otro, a pesar del tiempo, del dolor y de los recuerdos devueltos y envolviéndose en miradas de ternura que una vez pasaron por las ansias del amor sin límites, ni desasosiegos.
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