En un pueblo muy lejano vivía una feliz pareja, quienes añoraban tener una hermosa niña, pero la vida los bendijo con 7 hijos varones, se encontraban felices pero su felicidad estaría completa con el amor de una niña.
Su esposa quedo nuevamente embarazada, la pareja se lleno de muchas esperanzas, su mayor sorpresa fue ver a su primera hija nacer, toda la familia se lleno de regocijo, y los siete hermanos brincaban de alegría.
Pero la alegría poco duro, la niña había nacido con varios problemas de salud, El padre pensó que bautizarla le ayudaría a mejorar, envió a sus siete hijos por agua en el pozo para bautizarla, todos corrieron con sus baldes para ser el primero en llevarles el agua a su hermanita.
En medio de apuro todos los baldes se hundieron en el agua.
— ¿Ahora que haremos? — Dijo el primer hermano.
— Nuestro padre se molestara mucho— Menciono el segundo.
— Fue un accidente el entenderá — Menciono el tercero.
— Nuestro padre no entenderá de razones — Dijo el cuarto hermano.
los chicos trataron sin ningún resultado sacar los baldes del pozo, la tristeza los embargaba, no querían defraudar a su padre ni perjudicar a su hermanita.
En la casa la niña se encontraba muy mal, su padre desesperado esperando el agua, pero los chicos no regresaban.
— ¡Estos vagos, seguro están jugando en vez de traer el agua! — Se encontraba molesto — Ojala se convirtieran en cuervos —
Algo llamo al atención del hombre, siete cuervos sobrevolaban su cabeza, su mujer quedo petrificada ante lo que sus ojos se encontraban viendo, sus hijos se habían convertido en cuervos.
Los cuervos volaron por un rato, como despidiéndose de sus padres, luego partieron hacia el horizonte, su padre cada día se sentaba en la ventana añorando su llegada, pero esto nunca ocurrió. Su mujer trato de consolarlo, haciéndole ver que tenían que enfocarse en su pequeña hija, que no pierda las esperanzas ya que algún día estos podrían volver.
La niña se salvo, con el tiempo se convirtió en una hermosa señorita, sana y fuerte, su padres por acuerdo mutuo decidieron mantener el secreto de sus hermanos para siempre, o hasta que ellos pudieran encontrar una forma de revertir la maldición.
Pero como entre cielo y tierra no hay nada oculto, la verdad pronto se sabría.
— Has crecido mucho, te has convertido en una hermosa jovencita — Dijo la vecina.
— Muchas gracias señora, es usted muy amable —
— Es una lastima que tus hermanos no puedan ver que tanto has crecido —
— Se equivoca señora yo nunca he tenido hermanos — Contesto la joven algo confundida.
— Si, claro que si tienes hermanos, pero fueron convertidos en cuervos, no te contaron tus padres — Dijo la señora muy segura.
— Eso no es posible — Dijo la joven retirándose rápidamente para ver a sus padres.
Enfrento a los dos, sus padres apenados le pidieron perdón, pero no era a ella con quien debían disculparse, si no con sus hermanos, la culpa y tristeza embargo a la joven, no podía quedarse de brazos cruzados mientras sus hermanos estaban condenados a vivir su vida como cuervos.
— ¿Pero donde buscaras?, ellos marcharon hace muchos años — Dijo su madre.
— No lo sé, bucare donde sea, preguntare a todo el mundo hasta llegar con mis hermanos, no puedo dejarlos solos, ellos están sufriendo —
— Tienes razón mi niña, si pudiera enmendar mi error lo haría, daría mi vida por tenerlos otra vez conmigo —
— Volveré a casa con mis hermanos, así sea lo ultimo que haga —
La chica abandono su hogar para embarcarse en una cruzada, encontrar a sus hermanos y ayudarlos a romper la maldición que los ataba a ser cuervos, su madre estallo en llanto, su padre no podía con la tristeza que era perder a su única hija, ya mucho había sufrido por perder a sus siete hijos.
La chica recorrió varios pueblos, exploro bosques y montañas, pregunto a muchas personas y animales pero no tuvo rastro alguno de sus hermanos, continuo hacia el horizonte hasta que llego al fin del mundo.
Aquí tendría que tener respuesta, pensó la chica, vio al sol quien podría ayudarle a encontrar a sus hermanos.
— Aquí nadie podría vivir, no hay ser vivo en este planeta que resista el calor que emito, no he visto a esos cuervos que me dices niña, ahora piérdete de mi vista — No era muy amable
Decidió preguntarle a la luna, quizás tendría una mejor respuesta.
— Ninguna criatura viva se atrevería a quedarse lo suficiente, de lo contrario se congelarían, así que fuera de mi vista — No tuvo mucha suerte.
Decidió caminar un poco mas, desanimada pero queriendo encontrar a sus hermanos, de pronto unas voces la llamaron.
— Miren hermanas mías, tan linda niña, valiente, ha pasado por mucho para encontrar a sus hermanos — Dijo la estrella del alba a sus hermanas.
— ¿Usted podría ayudarme a encontrar a mis hermanos? —
— Tus hermanos se encuentran en la montaña de cristal, viven en un castillo, pero para entrar tendrás que usar una llave — Le entrego a la joven una pata de pollo — Con esto podrás abrir la puerta sin problemas —
La chica se partió rumbo a la montaña de cristal, al llegar se sorprendió al ver la enorme puerta, pero con una curiosa cerradura, pequeña donde encajaría la pata de pollo que la estrella le entrego, se dispuso a buscarla entre sus cosas pero no la hallo.
Había perdido la llave, se puso a llorar, pero después se dijo a si misma que hacer eso no solucionaría nada, tuvo la idea de usar su dedo indice para abrir la cerradura, efectivamente abrió.
— ¡Bienvenida! en que puedo servirle — Dijo el enano mayordomo.
— Buenas buen hombre, estoy buscando a los siete cuervos —
— Los señores no se encuentran, pero si gusta pasar a esperarlos —
La joven entro, vio la mesa preparada para un almuerzo, solicito al enano un poco de comida y este con gusto le invito a comer de la mesa, después de un rato los cuervos habían llegado pero la joven no se encontraba preparada para verlos, pero dejo en la mesa el anillo de bodas de su madre. Solicito al enano la ocultase.
— Tengo mucha hambre hermanos — Dijo el quinto hermano.
— Yo igual pero me parece que alguien a probado de mi comida — Dijo el sexto hermano.
— Cambien han probado de la mía — Dijo el séptimo hermano
Todos comenzaron a agitar sus alas, pero el hermano mayor vio el anillo de bodas de su madre.
— Esto no es posible — Todos estaban congelados — Podrá ser — Dijo el primer hermano.
— Ojala fuera nuestra hermanita quien haya venido a salvarnos de esta maldición — Dijo el segundo hermano.
— ¡Es ella!, es nuestra hermana, ha venido a salvarnos de esta maldición — Todos aletearon sus alas de alegría.
La joven chica salio detrás de la cortina donde estaba oculta, y le dio un beso a cada uno de los cuervos, acto siguiente cada uno regreso a la normalidad.
— Estoy muy feliz de haberos encontrado hermanos — lloraba la joven de alegría, juntos regresaron a su hogar con sus padres donde fueron felices para siempre.
¡Sé el primero en comentar!