Muchos no creen la verdad sobre el origen de la película Chuky. Pero lo cierto es que el creador Don Mancini se inspiró en un hecho de la vida real. Sucedió en el Estado de Florida al principio del siglo XX, cuando la sirvienta de una familia muy rica, le regaño al pequeño hijo de la pareja afortunada, Robert Eugene, un muñeco.
Hay quienes dicen que esa señora tuvo intenciones muy malas al darle al niño ese muñeco, ya que se lo obsequió días después de haber sido despedida del lugar. La familia le había echado de la casa porque la sirvienta de tercera edad la habían conseguido en una de las habitaciones de huéspedes haciendo magia vudú.
Robert se sentía muy contento con su nuevo muñeco, al principio era muy agradable jugar con él. Él lo tomaba entre sus brazos emocionado, poco a poco se fue enamorando de él. Pero a medida que fue pasando el tiempo, cosas muy extrañas comenzaron a suceder en la casa, especialmente en la habitación donde el pequeño Robert dormía con el muñeco.
Una noche, los padres del chico fueron despertados por una voz muy profunda que provenía de la habitación del chico. Al parecer era una voz profunda y extraña, que para nada era posible imitarla, menos por un chico de 8 años. Por ello, corrieron a su habitación para ver que estaba sucediendo, terrible lo que han podido descubrir.
Ellos podían escuchar claramente como esa voz estaba hablando con el niño. Pero no sólo eso, también se oía como una risa macabra iba suprimiendo su conversación, como si intentara evitar que se dieran cuenta de lo que hablaban ambos a solas. Los padres decidieron tomar una decisión al respecto, creer que era Eugene el que imitaba estas voces, jugando el con el muñeco.
En una mañana, habían notado como su hijo estaba un poco cambiado de actitud, ya hasta espacio en la mesa reservaba para el muñeco mientras comía. Una escena aterradora que se repetía cada mañana cuando estaban sentados en la mesa, pero sobre todo se sentían muy incómodos.
Cada vez que volvían del trabajo, los padres se topaban con vecinos, no uno, si no varios, que le decían que el muñeco al cual su hijo había llamado Robert (igual que él) Se asomaba por las ventanas de su casa como si les mirase fijamente, además de realizar movimientos extraños con su cabeza y sus pequeños brazos.
Ante ello, los padres de Robert querían que se deshiciera del muñeco, pero él no quería saber nada al respecto del tema. Una noche, Robert, el pequeño niño gritó aterrorizado. Los padres subieron a la habitación para ver que sucedía, la gran sorpresa que se encontraron fue un cuarto totalmente desordenado y con algunas cosas de valor quebradas.
Robert culpó al muñeco, pero sus padres no le creyeron mucho su historia, aunque decidieron agarrar el juguete y encerrarlo en el ático por siempre.
Unos años después
Pasó mucho tiempo, Robert creció y estableció su propia vida en otro pueblo cercano a la casa de sus padres. Se ha convertido en un escritor famoso en todo el país, pero entre tantas noticias buenas ha recibido una que le quebró el alma. Su padre había fallecido, en herencia le ha dejado la casa donde vivió de pequeño.
Decidido, emprendió con la que se convirtió en su mujer desde entonces a la casa donde sus padres le criaron. El aprovechó de subir al ático para ver qué cosas había dejado su padre. Que sorpresa para el encontrarse con su mejor amigo Robert, un muñeco que lucía polvoriento de tantos años alejado de la luz y los niños.
Robert decidió bajarlo a la casa, pensó que podía manejar las cosas mucho mejor, no le aterrorizaba el hecho de tener el juguete con él en casa, después de todo fue su único amigo de infancia, pero esto fue un grave error. Los hechos extraños comenzaron a intensificarse, conseguir a Robert en una pequeña mecedora moviéndola lentamente como si el ocasionara ese movimiento, o en la cama matrimonial cuando encendían la luz para irse a dormir.
Luego de que Robert empezara a hablarle desde otra habitación, Eugene decide encerrarlo de nuevo en el ático, por respeto no ejecuta la idea de quemarlo o tirarlo a la basura. Luego de unos días pensó que ya se había deshecho del muñeco, pues no se volvían a presentar hechos paranormales en la casa de nuevo.
Sin embargo, una mañana el Escritor Eugene amanece muerto, al parecer todos describen una muerte natural al ídolo del mundo escrito. Pero lo cierto es que esa misma mañana cuando el murió en su cama, encontraron a Robert sentado junto a el y con la cabeza mirándole, un hecho que sin duda ha marcado a la esposa.
Por ello, decidió vender la casa, una familia muy unida, la pareja y una niña pequeña de 8 años a la que le gustaba coleccionar muchas muñecas. Una mañana se dio cuenta de la existencia del ático. La esposa de él fallecido Eugene había dejado Robert como obsequio en el lugar, parecía que sin duda era la única manera de parar las manías que hacía.
Pero una noche esta niña gritó despavorida, los padres gritaron a ver qué pasaba, su sorpresa fue grande al ver que las muñecas estaban todas hecha pedazos, mientras Robert estaba sentado al suelo con varias extremidades de ellas alrededor. Enseguida sus padres decidieron llevar al muñeco a una tienda de Garage, pero lo donaron como obra “caritativa”
Hoy en día Robert el muñeco maldito se encuentra en el museo Martello, cualquiera puede ir a verlo si lo visita. Lo terrorífico es que lo han sellado en una caja de plástico trasparente, ya que muchos afirman que si lo dejaban fuera, el mismo paseaba todo el museo en busca de una salida, o al menos así lo afirman varios empleados de limpieza del lugar, los cuales veían los zapatos de Robert llenos de mucho polvo, como si en realidad caminase demasiado.
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