Cuento enviado por Nailah Montero (fan del blog)
En una habitación, los gemelos discutían acaloradamente:
- ¿Se enteraran?
- ¡No pueden hacerlo!- grito el otro enojado.
- Sasha no está hace dos semanas.-
- Y no regresará.-
- La mirada demoniaca de ambos gemelos se encontró en un solo objetivo, la puerta gastada del sótano.
- Al abrir la puerta se encontraron con una chica asustada, amarrada a una gastada y maltratada silla de madera.
- Venimos a acabar contigo.- canturreo uno de los malvados gemelos.
- Empecemos.- dijo el otro.
- El mismo cogió un martillo y sin piedad lo estrello contra las débiles y tambaleantes piernas de la asustada joven haciendo trisas cada uno de sus débiles huesos.
- Lagrimas corrían por la cara de la asustada joven y el otro gemelo se reía sin ninguna pisca de piedad en su demoniaco rostro.
- Es tu turno.- dijo con voz malévola el otro gemelo. El otro llego con una licuadora, la conecto y la joven lo miro con terror. Metió la mano de la joven y la encendió. Los gritos desesperados de la chica se quedaban en su garganta y las lágrimas caían con más rapidez que antes. Agarro unas pinzas y una por una le saco las uñas haciendo que de su mano corriera un manantial de sangre.
- Cuando la saco los músculos, la sangre y los huesos molidos de la joven colgaban de sus manos. Manos que ahora eran inútiles sacos colgantes de carne.
- Sasha, sabes que nos caías bien, pero nadie cuenta nuestros secretos.-
Y dicho eso la decapitó, tomaron el cadáver y lo dejaron abandonado en un callejón, pero la cabeza la dejaron en la cama de su vacía habitación. Los encargados del manicomio los seguían buscando con rapidez y temor, eran muy peligrosos. Dos personas llenas de odio y ganas de matar andaban sueltos. Pero nadie sabría que eran ellos. Sería un secreto de gemelos.
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