El mundo cuando se quita la máscara, da a ver que sus frases son contradictorias cuando llega el momento de ver en directo un error. Dan a creer tener el derecho de poder cometer errores por ser humanos y cuando se acciona, humillan. Te lo quitan todo, como si hubieses suspendido un examen.
No os habéis parado a pensar que una mancha pudo haber sido causada por una emoción que se retuvo, los motivos nunca faltan y alfileres que hagan que explote un globo con tinta, en ocasiones tampoco.
Pudo haber sido su gato junto con la historia que en un pasado te montaste, sus ojos irritados y llorosos, su descontrol por querer besarte a pesar de saber que no es lo correcto, sus tentaciones, las conversaciones que has mantenido, los momentos que te has reído de él y sus tonterías por solo conseguir hacerte reír. Esas muecas que te dan a ver que realmente no puede contenerse y que sus manos tienen vida propia. Que entre cada »no» que dice tu mente, tu cuerpo se enfada y ausenta; sintiendo escalofríos, más miedo, más anhelo. Pudieron ser incluso sus peticiones por una simple caricia o que te rechiste por alejarte de su torso, mientras que, con sus dedos te anote en la espalda »vuelve».
Una voz que se adentró por sus oídos hasta llegar a su núcleo le demandó cerrar sus ojos con suavidad.
Allí estaba ella, sentada en un punto medio de una habitación fría con estanterías viejas rebosantes de libros. La luz tenue le relajaba hasta la médula y esa voz que se había acomodado libremente por su interior, le seguía haciendo peticiones.
– Acaricia sus tapas, huele sus páginas… -. Susurraba aquellas palabras adormeciéndola.
Ella quiso alargar su mano para encontrar la fuente de aquellos vocablos que por cada acentuación creaba una nueva página, una nueva cubierta, una nueva historia. Quiso, pero no lo hizo.
Se desenvolvían en aquél lugar anécdotas encerradas y ocultas que fueron narradas en años, pero esa expresión pausada conseguía relacionar el tiempo con el presente, las páginas sucedían sin más.
Ella se asustó de su magia, se conmovía tímidamente por dentro al presenciar aquella ilusión y estar ahí, tan cómoda. Percibía la cercanía de ese sonido, tan inmediato y afín.
Cómoda y rígida, sin palabras. Le estaban dejando sin palabras.
»El día que me enamoren y llenen, será porque me habrán dejado sin palabras», recordó pensar y decir una vez.
Ese día parecía presenciarse, estaba ocurriendo hasta que abrió los ojos. Reemplazó aquel lugar por la realidad; su existencia era muy distinta a aquello que decían.
Maltratada realidad, en aquella suposición se sintió cerca de lo que quiere. Y esa persona, estaba con ella. No contó con eso último y cree que es mejor no hacer números.
Aquí están alguna de las consecuencias por pasar de página, pero que justo cuando has visto un buen capítulo que te haga sentir bien, te cojan la mano y te hagan retroceder para tratar de comprender algunas líneas. No olvides que quieres leer un libro que te haga sentir bien. Ignorando si ésto es sólo suerte.
Personajes: »Ella» es la protagonista.
Co-protagonista: Desconocido.
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