Para los amantes del terror, Octubre es el mes más especial del año, pues cuenta con las festividades más importantes sobre el horror y la muerte. La Noche de Brujas o Halloween ha sido desde siempre una fiesta muy querida a nivel mundial, y en los últimos años, el Día de los Muertos también se ha ganado su lugar como una celebración muy cercana y especial.
Ambas fiestas son mucho más que películas de terror, disfraces y monstruos, pues cuentan con una historia y costumbres fascinantes que han evolucionado a lo largo del tiempo. ¡Acompáñanos a descubrirlo!
Halloween
También conocido como Noche de Muertos, Noche de Brujas o Noche de Víspera de los Difuntos, Halloween es una festividad contemporánea caracterizada por rendir culto al horror. En el pasado se lo consideraba como la celebración del Fin del Verano, además de estar consagrada a Todos Los Santos, pues cuenta con orígenes cristianos.
Historia de Halloween
La Noche de Brujas se remonta a más de 3000 años atrás, siendo los celtas quienes iniciaron la festividad en regiones como Irlanda, Escocia, Inglaterra y Francia. Ellos tenían el Samhain, una fiesta pagana que organizaban cada 31 de Octubre para celebrar el fin de la estación veraniega. El objetivo principal de la celebración, de acuerdo con las supersticiones antiguas, era el de alejar a las almas de los muertos que rondaban por la Tierra. Para esto, niños y adultos se colocaban máscaras y trajes con los que ocultaban su identidad.
Tiempo después, la ocupación de los romanos en territorio celta transformó el Samhain en la «Fiesta de la Cosecha», una fiesta realizada en honor a la diosa Pomona, que representaba a los árboles frutales. Las tradiciones de ambas culturas se unieron para prevalecer durante los últimos días de Octubre y los primeros días de Noviembre.
Durante el siglo VIII, la Iglesia Cristiana convirtió este acontecimiento en un día llamado «All Hallows Eve» (Víspera de Todos los Santos), que más tarde derivó en la palabra Halloween.
No fue sino hasta 1840, que la festividad se expandió hasta Norteamérica por parte de los inmigrantes irlandeses, que se asentaron en Estados Unidos y Canadá. Para 1921, Halloween se había convertido en una celebración masiva de ambos países, dando origen incluso a desfiles locales. Durante la década de los 70, el director de cine John Carpenter estrenó la cinta Halloween, gracias a la cual la tradición, tal y como la conocemos ahora, se dio a conocer de forma internacional.
Los elementos de Halloween
Noche de Brujas se caracteriza por los disfraces, los colores negro, morado y naranja, las historias de horror y las decoraciones macabras. Pero entre sus elementos más distintivos, los más populares son los siguientes.
Truco o trato
Este juego es muy popular entre los niños que se disfrazan (normalmente de monstruos), para ir de casa en casa pidiendo dulces y tiene su origen en una leyenda celta. Antiguamente se tenía la creencia de que una noche al año, los espíritus y entes de todas las dimensiones tenían autorización de caminar entre los vivos. El más malvado de todos, era un espíritu que tocaba a las puertas de la gente, pronunciando las palabras «truco o trato». Y uno siempre tenía que aceptar el trato, sin importar lo terrible que fuera.
De lo contrario, el truco del espíritu podría condenar a su familia para siempre.
La tradición se ha adaptado a los tiempos modernos de una manera más divertida. Hoy en día, la gente sabe que aceptar el trato consiste en darle golosinas a los niños, y que el truco puede convertirse en una broma pesada, como arrojar espuma o papel hacia las casas.
Jack-o-lantern
Se les llama de esta manera a las típicas linternas hechas con calabaza que todas las personas sacan en Halloween. Esta costumbre proviene de una vieja leyenda irlandesa, la cual cuenta que existía un viejo llamado Jack. Él era bastante borracho y pendenciero, por lo cual atrajo la atención de Lucifer, quien subió a la Tierra para ver si podía llevarse su alma.
Disfrazado de hombre, el diablo lo invitó a una taberna, donde estuvieron bebiendo toda la noche. Cuando el demonio reveló su identidad y sus intenciones de arrastrarlo al infierno, Jack le pidió que bebieran juntos una última ronda de cerveza, como su última voluntad. Lucifer aceptó, pero como a Jack no le quedaba dinero, lo desafío a convertirse en una moneda para pagar. En cuanto el maligno se hubo transformado, él tomó la moneda y se la metió en el bolsillo junto con un crucifijo de plata, amenazándolo con dejarlo ahí si no accedía a buscarlo hasta dentro de un año.
El demonio aceptó.
El año siguiente, al regresar por Jack, él le volvió a pedir un último favor. Tenía hambre y deseaba comer una manzana antes de irse al infierno. Lucifer se transformó en un manzano y Jack talló una cruz sobre su tronco, amenazando con no liberarlo a menos que le prometiera que ya no intentaría reclamar su alma. El demonio volvió a aceptar.
Cuando Jack murió, no pudo entrar en el cielo, pero tampoco lo aceptaron en el infierno. El diablo le lanzó unas brasas ardientes, que él atrapó en una calabaza hueca. De ahí en adelante estaría condenado a vagar sosteniendo aquella linterna por la eternidad.
Es por eso que hasta hoy, las personas ponen calabazas iluminadas fuera de sus casas. Es una costumbre para ahuyentar al alma malévola de Jack.
Dulces y comida
Una de las características más importantes del Halloween, es que la noche coincide con la cosecha de manzanas en diversas partes del mundo, por lo cual es típico preparar manzanas con caramelo para repartirlas entre los niños. En algunos lugares del norte como Irlanda por ejemplo, también se tiene la costumbre de preparar un pastel de frutas. Dentro del postre se dejan algunos objetos pequeños como monedas o un anillo, simbolizando la prosperidad y el encuentro del amor verdadero.
Si te gusta pasar miedo en Noche de Brujas, no te pierdas nuestro especial con historias reales y aterradoras.
Día de Muertos
Después de Halloween, la festividad más famosa de otoño es el Día de los Muertos, una tradición mexicana en la que se le rinde homenaje a los seres queridos que han fallecido, elaborando ofrendas en su honor y recordando como eran en vida. Es celebrada durante los días 1 y 2 de Noviembre, siendo el primero conocido como el Día de los Fieles Difuntos y el segundo como el día de Todos los Santos.
Se trata de una fecha tan especial que actualmente, incluso está considerada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Historia del Día de Muertos
La celebración de esta fiesta tiene sus raíces en las civilizaciones mesoamericanas, antes de la conquista de los españoles. Los principales grupos que llevaron a cabo la tradición, fueron los aztecas y los mayas.
A partir del siglo XVI, con la llegada de los españoles, todas las costumbres paganas de los indígenas fueron modificadas por la Iglesia Católica. Dado que la fecha de este ritual coincidía con el Día de todos los Santos y Todas las Almas en España, ambas tradiciones se fusionaron para conformar lo que hoy conocemos como el Día de Muertos.
En 1859, con la creación de cementerios para administrar mejor los entierros de la gente que moría, se volvió a poner de moda la tradición de poner ofrendas para recordar a los difuntos, además de acudir en masa a los cementerios. Allí, las tumbas eran adornadas con flores, velas y comida. Normalmente, las personas de la clase alta se encargaban de hacerlo por las mañanas, mientras que los más desfavorecidos acudían en la tarde.
Ritual del Día de Muertos
De acuerdo con la cosmovisión de los antiguos pueblos de Mesoamérica, cada vez que una persona moría su espíritu podía llegar a cuatro lugares distintos, dependiendo de sus acciones en vida y las circunstancias de su muerte.
- El Tlalocan. Este paraíso era custodiado por el dios Tláloc, señor de las lluvias y estaba reservado para los difuntos que morían a causa del agua, como los ahogados, los que morían al ser alcanzados por un rayo o los niños que eran sacrificados en los ríos. También llegaban aquí las víctimas de enfermedades como la gota, la sarna y la hidropesía. El Tlalocan se describe como un sitio lleno de paz y abundancia, en el que todos los muertos encuentran descanso.
- El Omeyocán. Conocido como el paraíso del Sol, era donde vivía el dios Huitzilopochtli, señor de la guerra. Estaba reservado para los guerreros que morían en la batalla, para las mujeres que fallecían dando a luz y las personas que perdían la vida en sacrificios. Dentro del Omeyocán todo es una celebración constante, pues hay música, danza y felicidad para todos. Se creía que cada uno de sus habitantes pasaba solo cuatro años en este paraíso, antes de reencarnar como aves con hermosas plumas de colores.
- El Mictlán. Era el paraíso de quienes morían de manera natural y estaba gobernado por Xólotl, el dios del ocaso y señor del Inframundo. Aquí también habitaba el Xoloitzcuintle, un perro que se encargaba de guiar a las almas de los muertos a través de los nueve infiernos que conformaban esta región. Solo después de hacer un largo viaje, tenían la oportunidad de volverse uno con el universo, al volver a conectar con las cosas que habían hecho en vida y aprender de ellas.
- El Chichihuacuauhco. Una especie de purgatorio, destinado a los niños que habían muerto antes de ser consagrados al agua. Aquí habitaba un árbol del cual manaba leche para alimentar a los pequeños, quienes no volverían a nacer hasta después de la extinción de la raza humana, para volver a poblar la Tierra bajo una nueva forma.
El Día de Muertos sirve no solo para acordarnos de quienes ya no están con nosotros, sino también para honrar estas creencias.
Altar y ofrendas
La tradición de esta fecha indica que hay que poner altares para que los muertos puedan regresar a ver a sus seres queridos, desde el más allá. Cada altar es elaborado con ciertos elementos tradicionales, además de comida y objetos que en vida les gustaban a los difuntos, como por ejemplo, licor, dulces, cigarrillos o juguetes en el caso de los niños.
Es indispensable colocar el retrato de la persona a quien va dedicado el altar, cruces hechas con sal para purificar la ofrenda, papel picado de colores,, agua, cirios encendidos y un camino con flores de cempasúchitl; que es la flor mexicana por excelencia para el Día de Muertos. Se cree que sus pétalos forman un camino entre el mundo espiritual y el material por donde las almas de los muertos pueden cruzar.
Pan de muerto
Existe un alimento que solo se prepara durante la temporada de Agosto y Noviembre, con motivo del Día de los Muertos. El pan de muerto, es un pan que se elabora de forma circular. Tiene una pequeña esfera en el centro, la cual representa un cráneo, además de cuatro o seis canillas en forma de huesos. Normalmente sabe a naranja o vainilla, y es espolvoreado con azúcar.
En México es sumamente popular y lleva preparándose por más de 300 años.
Las calaveritas
Además de los altares, las calaveritas constituyen otro elemento importante del Día de Muertos y pueden representarse de las siguientes maneras:
- Poemas. Son pequeños versos humorísticos que se escriben para la familia, los amigos o cualquier conocido. El objetivo es contar como la Muerte viene por ellos y hablar como si hubiesen fallecido.
- Dulces. Se trata de cráneos en miniatura elaborados con azúcar, amaranto o chocolate, entre otros ingredientes. Cada calaverita de azúcar es decorada con detalles de colores y lentejuelas.
- Grabados. Son caricaturas en las que se representa a la Catrina, mítico personaje del Día de Muertos, representado por un esqueleto vestido de manera elegante, con un ancho sombrero y un gran vestido.
Continua con el terror, leyendo nuestro especial de historias macabras sobre fantasmas y muertos.
Y a ti, ¿te gusta formar parte de estas aterradoras y divertidas celebraciones?
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