Descripción: El padre Alfonso se encuentra en problemas para mantener su orfanato. ¿Será que el cielo tiene un plan especial para ayudarlo?
Personajes: Alonso, Ernesto, Hermana Mónica, Niños
PRIMER ACTO
En un comedor, varios niños se encuentran tomando sus alimentos mientras la hermana Mónica les sirve en sus platos. Entra en escena un hombre con una sotana y les sonríe amablemente, aunque en su rostro se ve que algo lo incómoda.
Hermana Mónica: Padre Alonso, ¿se encuentra bien? Lo notó raro.
Alonso: Ay hermana, estoy muy preocupado por estos niños. Desde que la fundación nos redujo el presupuesto, las deudas se han acumulado. Ya llevamos tres meses de alquiler atrasados.
Hermana Mónica: ¿Pero cómo es posible?
Alonso: Así es… me temo que si no nos ponemos al corriente, el dueño de la propiedad no dudará en echarnos. Y estos pequeños no tendrán adonde ir.
Hermana Mónica: No desespere, padre. Recuerde que Dios siempre nos echa una mano cuando lo necesitamos, él nos mandará una ayuda.
Alonso: Sí hermana, yo estoy seguro de que así será. Solo espero que no tarde demasiado.
SEGUNDO ACTO
El padre Alonso se encuentra en su escritorio, suspirando y revisando sus cuentas. Alguien toca a la puerta.
Alonso: Adelante.
Un hombre bien vestido se presente y le sonríe.
Ernesto: Buenas tardes, padre. Soy Ernesto de la Vega, ¿se acuerda de mí?
Alonso: Lamento decirle que no, ¿nos conocemos?
Ernesto: Hace muchos años, yo era muy joven y me enviaron a un reformatorio por mis problemas de violencia. Me había metido en drogas y tomado muy malas decisiones. Pero usted acudió a ese lugar para hacer labor social y no me juzgo como los otros. Me mostró el buen camino pero sobre todo, me enseñó que Dios tiene un plan para todos nosotros y me inspiró para cambiar. Decidí convertirme en abogado y me enteré de que estaba pasando por problemas económicos.
Alonso: Lamentablemente, debemos pagar alquiler por las instalaciones del orfanato. Pero con las donaciones que nos llegan, ya no hay suficiente.
Ernesto: Despreocúpese, porque gracias a la fortuna que acumulé decidí comprar este lugar para usted. Nunca más tendrá que pagar una renta. Es mi regalo por haberme cambiado la vida.
Alonso: Yo… no sé que decir. Muchas gracias. ¡Gracias!
Ambos se abrazan como dos buenos amigos.
TERCER ACTO
Ahora el comedor del orfanato luce mucho mejor equipado y decorado como para una fiesta. Los niños ríen felices mientras la Hermana Mónica les sirve rebanadas de pastel.
Alonso: Esto de verdad es un milagro, no cabe duda de que Dios siempre actúa de maneras misteriosas. Y ahora estos chicos tendrán un futuro mejor gracias a ti, Ernesto. Eres un hombre muy generoso.
Ernesto: Solo estoy devolviendo un poco de lo que Dios y usted hicieron por mí. Usted me enseñó que la mejor manera de honrarlo, es haciendo el bien a los demás. Gracias por todo.
Alonso: Gracias a ti y que Dios te bendiga, Ernesto.
La Hermana Mónica se acerca a ambos con dos rebanadas de pastel.
Hermana Mónica: Bueno, pero vamos a celebrarlo. Por el señor Ernesto, porque Dios lo puso en nuestro camino por el bien de estas criaturas.
FIN
¡Sé el primero en comentar!