Con su cámara en mano, Nikita se aproximó a la entrada del Metro II que a esas horas, estaba desierta. Era más de medianoche y él había burlado toda vigilancia para internarse por los corredores secretos de aquella compleja red de trenes.
Nikita era un apasionado investigador de la extraño. Tenía su propio canal en YouTube sobre misterios y exploraciones urbanas, y había aprovechado que estaba de moda una conocida leyenda sobre la línea II del metro para tener una aventura completamente original. Iba a deambular solo por el lugar para documentar las cosas que encontrara.
Y es que según afirmaba la historia, durante la era de la Unión Soviética el gobierno había implementado un sistema secreto en aquella ubicación, que además de funcionar como base militar, podía ser una buena ruta de escape para sus soldados.
Esto no sería tan aterrador de no ser porque la leyenda afirmaba que había criaturas monstruosas habitando en esos túneles. Los científicos soviéticos habían llevado a cabo experimentos horrorosos, los cuales habían dado como resultado a esas aberraciones de la naturaleza. Para ocultar la verdad, las autoridades habían clausurado aquella zona del metro.
No era que Nikita esperara hallar algo extraordinario. Sabía muy bien que las habladurías de la gente eran exageradas. Pero grabar un vídeo en las profundidades del transporte subterráneo sin duda iba a subir el rating de su canal.
Encendió su cámara y comenzó a hablar con una sonrisa.
—Hola amigos, me encuentro en la línea II del metro de Moscú —saludó temerariamente—, nadie se atreve a ingresar en esta área del subterráneo debido a los rumores. Pero esta noche, ustedes y yo efectuaremos un recorrido que posiblemente nos ponga los pelos de punta. ¿Habrá algo que el gobierno nos esté ocultando tras estas paredes? Mejor vayamos a averiguarlo…
Nikita se paró en seco al escuchar un ruido detrás de sí. Asustado, comenzó a andar a la par de las vías del metro, intentando ver algo con la precaria luz de su cámara.
Escuchó gruñidos en la oscuridad y su corazón se aceleró. Dobló por una esquina y unos pasos en su dirección se hicieron notar.
Ahora estaba seguro de que alguien, algo lo estaba acechando.
Cuando Nikita volteó a mirar sobre su hombro, un grito agudo brotó de su garganta. Algo saltó encima de él y la cámara cayó rodando a las vías.
La transmisión se cortó.
A la mañana siguiente, un equipo de policías se había reunido a las afueras de la línea II del metro. Un pasajero se había desmayado al encontrar allí el brazo cercenado de un chico. Aunque estuvieron haciendo las investigaciones pertinentes, nunca lograron encontrar el resto del cuerpo del muchacho, (y si lo hicieron, no lo revelaron).
A Nikita nunca más se le volvió a ver pero su última grabación, que había estado transmitiendo vía streaming desde su cámara, se volvió muy viral en su país y después en el resto del mundo.
Este relato corto está basado en una leyenda urbana muy conocida en Rusia.
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