El cambio de estación en el año, despierta pensamientos románticos y anhelos abstractos. Hay personas que dicen que la primavera los vuelve alegres, hay otras que ven en el otoño el momento ideal para aferrarse a sus ideas y llevar adelante eso que sueñan.
Benicio era uno de ellos, de tal manera que a cada año y en cada nueva estación, llenaba su libreta con mucha energía. Proyectos, dibujos y recordatorios llenaban su «journal» (como le gustaba llamarlo a él). Era un diario personal, íntimo, con una paleta de colores acuarelables que cuidadosamente guardaba en su mesa de luz y renovaba cada 3 meses, para que no pierdan su vigor.
En él dibujaba y escribía, siempre en torno a un concepto. El de libertad. Concebía que la libertad no era lo que creíamos.
Diez años atrás consiguió un trabajo estable, renunciando a sus sueños de viajar por el mundo y convertirse en una persona influyente para las demás, el quería descubrir su verdadero ser. Estaba convencido que podía aportar mucho más en este mundo, y que estar frente a una computadora durante largas jornadas diarias, no ayudaba en mucho.
La libertad decía, «es errónea en la pureza de todas las letras que la componen» analizándola hasta gramaticalmente, pero sus nociones eran más poéticas, aludiendo que la libertad era solo idealización.
En otra parte del «journal» se leía, «Solamente cuando decidamos quienes somos, cuando podamos abrazar al otro sin juicios previos ni recelos, llegaremos a ver que todo lo que existe aquí es compartido». A lo que quería llegar con esto, es que la libertad que nos muestran como tal, no es otra forma de dominación y utopía que siempre vamos a tolerar.
La pregunta que se hacia era, ¿Yo alguna vez en mi situación actual voy a poder vivir en República Checa?. Benicio siempre veía en Praga su lugar en el mundo, por fotos, al menos. Pero encontraba un revés en esa pregunta, ya que la respondía de esta manera:
-Si, lo puedo hacer. Pero, ¿Qué tengo que hacer para hacerlo?
Ahí era donde radica el verdadero problema. Su ejemplo, decía, podía ser tomado para cualquier realidad en otro individuo que viva dentro de los límites impuestos.
La libertad nos dice que podemos hacer cualquier cosa, sin salirse de las normas éticas y que el derecho establece que son legales. Bien, lo comprendía. Pero no podía ver la forma de que esa libertad dejaba que la gente haga lo que quiera, era mentira para Benicio.
Como todo en su vida era de golpe, un día decidió dejar el trabajo en conjunto a su monótona vida. Decidió escapar, usar su ficha de libertad.
Se fue a comprar un pasaje de avión, para irse a probar suerte a República Checa. Tenía los ahorros, entonces armó el equipaje, vio por Internet el horario de los vuelos. Y cuando fue al aeropuerto para irse sin vuelta atrás, una voz detrás del cajero de la aerolínea le dijo.
«Señor, no le podemos vender el ticket, ya que necesita una tarjeta de crédito que valide su identidad, un permiso para ingresar al país, y doscientos cincuenta dolares por los honorarios a nuestro trabajo»
Benicio volvió a su casa, y al otro día, volvió al trabajo.
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