Había una vez, el gallo Quirico se dirigía a la boda de su tío Perico, pero durante el trayecto se consiguió un pequeño gusano en un pozo de agua de calle y le preguntó el gusano ¿Hacia dónde te diriges gallo quirico?
-Voy a la boda de mi tío, el gran Perico, respondió con amabilidad el gallo. ¿Y no puedo ir contigo? –Está bien, te llevará en la parte de adentro y fue como el gallo se tragó el gusano sin importar que se ensuciara el pico.
-Hierba, límpiame el pico porque no puedo ir sucio a la boda de mi tío, el gran Perico. –Muy bien, gallo pero antes dime ¿Qué hiciste con el gusanito? –No sé hierba, la verdad que no lo he visto.
-Gusano, gusanito, ¿dónde te has metido que el día de hoy no has dado señales de vida? Preguntaba la hierba.
-Aquí estoy en el estómago del gallo quirico, pues dijo que me llevaría a la boda de su tío, el gran Perico, quien respondió de forma muy ingenua.
-Bicho malo, eres tu Quirico, cómo me has dicho que no has visto al gusano si lo tienes dentro ¡toma! Límpiate ese pico sucio.
Mientras seguía caminando, el gallo se consiguió con la oveja y este le dijo: Oveja, cómete la hierba, ella no me ha querido limpiar el pico y así no puedo ir a la boda del gran Perico, mi tío.
-Está bien, gallo Quirico pero antes debes decirme ¿Dónde está el gusanito? Porque todos lo estamos buscando. –No sé, hoy no lo he visto.
¿-Gusanito, Gusanito donde estás que hoy no te he visto ni la sombra? Preguntó la oveja.
-Aquí estoy oveja, en el estómago del gallo quirico que me va a llevar a la boda de su tío, el gran perico, éste seguía respondiendo ingenuamente.
-Me has mentido Gallo Quirico, límpiate tú mismo el pico, a lo que lo golpeaba al mismo tiempo con un palo.
En el mismo momento, la oveja se fue y el gallo le dijo al palo: -Palo pégale a la oveja que no quiso comerse a la hierba, quien no me quiso limpiar el pico para poder ir a la boda de mi tío, el gran Perico.
-Muy bien gallo Quirico, pero dime ¿dónde se encuentra el gusanito? –No sé, hoy no me lo he conseguido dijo el gallo, bien seguro.
-¿Gusano, Gusanito, donde estás que hoy no se de ti? –Aquí estoy, en el estómago del gallo quirico para poder ir a la boda del tío Perico. –Oh no, me has mentido gallo malo. Límpiate tú mismo el pico.
Lo mismo sucedió después con el fuego, que también lo descubrió. Después de quedar tan mal con todos sus compañeros, el gallo Quirico se arrepintió y vomitó intacto al gusanito, así ninguno tuvo que hacer nada a nadie, ni el fuego al palo, ni el palo a la oveja, ni la oveja a la hierba ni la hierba al gallo; y él sin ninguna culpa pudo asistir a la boda de su tío Perico.
¡Sé el primero en comentar!